La falta de empleo y las escasas perspectivas económicas consecuencia de la actual crisis han propiciado en los últimos años la aparición de nuevas iniciativas empresariales que tienen en lo local y en la sostenibilidad ambiental su razón de ser. En la última media década, A Coruña se ha sumado al carro de las ciudades europeas donde el sector de la ecomensajería se abre paso entre las motocicletas y furgonetas de reparto motorizado.

El medio de transporte limita la dimensión de los encargos, pero estas pequeñas empresas comienzan a ser ya objeto de reclamo para familias o restaurantes que descubren en las bicicletas un modo rápido, sustentable y económico de lograr sus pedidos a tiempo.

Moncho Vázquez y Roberto Porto han ido testando desde hace casi dos años el creciente interés por la ecomensajería en la ciudad. Desde su modesto local en el mercado de San Agustín, han impulsado Veloaívai, una pequeña empresa que, aunque por el momento solo cuenta con dos socios, aspira a aumentar su tamaño sin abandonar los valores del cooperativismo.

Cada mañana, parten en sus dos bicicletas a cualquier destino de la ciudad. Inicialmente, su trabajo se limitaba a atender pedidos de los integrantes de la cooperativa de consumo Zocamiñoca -conformada por más de 100 personas-, si bien han sabido diversificar sus repartos a otro perfil de cliente, como la gente mayor. "Hacemos un servicio casi asistencial. Llevamos a la puerta de su casa la compra del mercado a gente que quizá no disponga de tiempo o tenga problemas para bajar", explica Moncho.

El negocio, reconocen, todavía no da para vivir con holgura, aunque la apertura de un taller de bicicletas en el pequeño local que tienen en el mercado ha aumentado exponencialmente los ingresos en cuestión de meses.

A la hora de concebir la bicicleta como un medio de vida, este tipo de iniciativas beben de la experiencia de otros proyectos, muchos de ellos de carácter cooperativo, distribuidos a lo largo de todo el estado español y con una facturación inimaginable en el momento de su puesta en marcha. Uno de ellos es Trébol Ecomensajeros, una cooperativa ya asentada en Barcelona desde 1996, o el grupo La Veloz, radicado en Zaragoza desde 1993, que comenzó con el simple reparto en bicicleta y que ya extiende sus servicios al ámbito de la asesoría o el transporte de ámbito internacional.

Con una imagen más profesionalizada echó también a andar Vanenbikke en julio de 2013. Su impulsor, Andrés Souto, regentaba una empresa de impresión y diseño digital cuando vio en la bicicleta un buen modo de diversificar negocio y de ofrecer a sus clientes un espacio en el que publicitarse. "Con las bicicletas no solo repartimos, también las usamos como espacio publicitario andante", aclara.

Las bicicletas, de fabricación danesa, llaman la atención de los viandantes a su paso por la calle. Más largas de lo normal, están equipadas con una cesta en la que transportan los pedidos. En ella, cargan desde paquetes por encargo de otras grandes distribuidoras, como MRW, hasta la compra del día a particulares y restaurantes. "Poco a poco", recalca Andrés, "la gente se va animando con el servicio". La intensidad de la jornada laboral, sin embargo, es muy variable. "En días como San Valentín no paramos en todo el día de llevar regalos. Fuimos parte de la sorpresa", apunta.

En el caso de Bicipostal, el desembarco en la ciudad vino de mano de Daniel de Vega. En esta ocasión, su pasión por la bicicleta y el descontento con la profesión para la que se había formado fueron los motivos que le animaron a introducirse en el mundo de la ecomensajería. "Yo era el típico niño ejemplar. Acabé la carrera de aparejadores, luego estudié arquitectura pero después de estar en un par de obras vi que no era lo mío. Estaba algo perdido y escogí esto", afirma.

Bicipostal es una compañía que opera en otras ciudades de Galicia, como Vigo o Ferrol. En A Coruña, ofrece sus servicios desde junio de 2013 combinando una bicicleta con una moto eléctrica para los repartos rápidos de comida, aunque también se centren en la entrega de paquetes y cartas a particulares, empresas o comunidades de vecinos. "Les sale más económico hacerlos directamente a través de nosotros", arguye Daniel.

El incipiente sector, pese a su escasa dimensión, también tiene reivindicaciones, como la de que se mejore la adaptación de la ciudad a la circulación de la bicicleta. "Un modelo a seguir" , sugieren desde Vanenbikke, "sería San Sebastián. El hecho de que apenas haya carril bici no facilita las cosas. Circular rodeado de coches y autobuses no es especialmente cómodo".