"A Coruña tiene que ser un faro para Galicia, algo de lo que todos los gallegos nos sintamos orgullosos. La creación de As Irmandades da Fala, de la Cova Céltica y de la Academia Galega, entre otras, son pruebas evidentes de que A Coruña no está de espaldas a Galicia".

Con estas palabras, pronunciadas en el penúltimo párrafo de su discurso en lengua gallega, Domingos Merino Mexuto no solo proclamaba la relevancia de la ciudad como foco de actividad y proyección autonómicas, también llamaba a la participación a sus conciudadanos en sus primeros minutos como el primer alcalde coruñés de la democracia. "El Ayuntamiento tiene que ser la casa de todos y todos los ciudadanos deben tener la posibilidad de participar en la política municipal", adelantaba unas líneas más arriba.

Unión ("no venimos contra ninguno") y responsabilidad ante los retos y las dificultades ("sepamos estar a la altura que las circunstancias nos exigen y el pueblo está aguardando"). Ahí también volcaba el candidato electo del bando del Partido Socialista Galego (PSG) en Unidade Galega sus deseos de mantener estable un bloque -pese al entramado de distintas fuerzas políticas que había entonces- al frente de la primera Corporación democrática de la ciudad.

Faltaban pocos minutos para las doce y media de la mañana aquel 19 de abril de 1979. La fecha, a la que sobreviven más de una veintena de concejales, es la de la sesión constitutiva de la nueva Corporación municipal, la primera tras la Constitución. Justo antes del inicio se había retirado el busto de Franco que presidía el salón. Berta Tapia, en el sillón presidencial los cuatro meses anteriores, había entregado el bastón de la Alcaldía a Merino, al que el escrutinio de la votación le dio el triunfo por 15 votos frente a los ocho de Joaquín López Menéndez y cuatro en blanco. Tras la lectura de su discurso -breve en comparación con las densas lecturas de regidores posteriores-, el flamante alcalde salió al balcón del Palacio de María Pita e izó la bandera gallega. En el interior, poco después, la invitación a un vino conmemoró el nombramiento y el inicio de una nueva era.

La sesión plenaria congregó a 27 concejales, de los que seis eran candidatos a ocupar la Alcaldía: Joaquín López Méndez por Unión de Centro Democrático (UCD); Antonio Carro Fernández-Valmayor por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE); Domingos Merino Mejuto por Unidade Galega (UG); César Cobián Varela por Coalición Democrática (CD); Rafael Bárez Vázquez por el Partido Comunista de Galicia (PCG); y César Francisco Pintos Barbeito por el Bloque Nacional Popular Galego (BNPG).

Ante el secretario general, el interventor y el edil Juan Pombo como presidente de la Mesa de Edad al ser el nacido en primer lugar entre los concurrentes, a los 27 concejales se les preguntó si jurarían o prometerían por su "conciencia y honor" cumplir las obligaciones de su cargo "con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado". Diez juraron y once prometieron; Merino y cinco concejales más no se sometieron a la fórmula.

El trámite dio paso a una extensa discusión entre asistentes por el carácter del voto. En nombre de sus grupos políticos, unos defendieron que el acto fuese público; otros, que fuera secreto; y otros preferían depositar el voto en la urna sin mostrarlo en ese momento pero manifestarlo a continuación, según lo considerase el propio votante.

Llegado el momento, según recoge el acta de la sesión guardada en el archivo municipal, López Menéndez fue el primero en acercarse a la urna. Él y los siete siguientes concejales no revelaron su voto. El noveno, Antonio Carro, sí: Domingos Merino. Las diez siguientes papeletas tenían el mismo nombre, el del candidato de Unidade Galega, quien votó por su partido. Los 15 apoyos que sumó le dieron la victoria frente a López Menéndez.

Con el aspirante nacionalista a punto de ser nombrado alcalde de A Coruña, el secretario le pregunta de nuevo si jura o promete ante el Rey y la Constitución. "Sí, lo prometo", responde Merino, que en ese momento pasa a ocupar la Presidencia en la sesión.

La Comisión Municipal Permanente queda constituida de la siguiente forma: alcalde, Domingos Merino; teniente de alcalde, López Menéndez; y miembros, Jaime Meilán, María Jesús Porteiro, Antonio Carro, Enrique Carreira, Carlos Sabell, José Rodríguez Longueira, César Cobián, Rafael Bárez y César Francisco Pintos. El reparto da tres concejales a UCD, dos al PSOE, dos a UG, uno a CD, uno al PCG y uno al BNPG.

"Este es un día alegre e histórico para A Coruña, para Galicia y para todos los pueblos del Estado, porque después de 48 años la voluntad popular vuelve a ser la determinante de la composición de las corporaciones municipales", dice en gallego Domingos Merino en el mismo escenario que en los meses siguientes sería testigo del choque de voluntades e intereses que lo conducirían apenas dos años después a su dimisión.

"Una persona muy inteligente". Así lo califican algunos antiguos compañeros de Corporación. No se podía esperar menos de un subcampeón de España de ajedrez en más de una ocasión, una pasión que lo acompaña en su retrato en los pasillos del Ayuntamiento.