A poco menos de un año para las elecciones municipales, la peatonalización de la Marina se ha convertido en uno de los temas sensibles de la legislatura. El proyecto divide a vecinos y comerciantes entre los que entienden que se gana un espacio "privilegiado" para disfrute del ciudadano y los que consideran un gasto excesivo para un tiempo en el que los recortes vienen acompañados de un repunte de la pobreza generalizado. Las inversiones y la ordenación de la superficie de la Dársena, diseñada por el arquitecto Luis Collarte, son para la mayoría de los colectivos vecinales un ejemplo de la "gestión faraónica" del actual Gobierno local, que acometerá la obra con el Puerto.

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Área Metropolitana, mayoritaria en la ciudad, Luisa Varela, critica que el Concello vaya a destinar 5,6 millones de euros, sin IVA, a un diseño en superficie "muy ostentoso" e "inapropiado para los tiempos que corren". Varela cuestiona la funcionalidad del trazado diseñado para que circulen las líneas de autobús urbano, que se ubicaría en la actual zona de carretera más próxima a la galerías.

La peatonalización, sin embargo, es un objetivo en el que merece la pena gastar "cualquier inversión", según el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Salvador de Madariaga, Juan Sáenz-Chas. A su juicio, los casi seis millones que se invertirán en la urbanización de la Dársena son "garantía de calidad" y "una inversión para el barrio, la ciudad y la comarca".

"El proyecto en conjunto de la Marina es algo faraónico, es como un elefante en una cacharrería", asegura Rosa Quiroga, la presidenta de los vecinos de Ciudad Vieja. Quiroga afirma la pasarela de acero de 633.000 euros que se instalará en el puerto con el único fin de que los paseantes puedan tocar el agua es "ejemplo de administración exagerada y sobredimensionada". Quiroga lamenta que se haya eliminado el viejo edificio de Sanidad Exterior y la valla del puerto. "No se respeta la memoria de la ciudad ni se consulta con nadie. Hace falta mesura y control del gasto", dijo.

El proyecto de Luis Collarte incluirá también dos edificios con terrazas, de los que no se aportan más datos más allá de su estructura y cimentación. Esta novedad es uno de los puntos que menos convence al presidente del Zona Comercial Obelisco, Antonio Amor. Defensor a ultranza de la peatonalización de la Marina, asegura no entender la presencia de estos dos inmuebles en un espacio "que decían que iba a ser una explanada diáfana".

Los edificios, sin embargo, podrían suponer "una oportunidad", según el presidente de la asociación de comerciantes de Ciudad Vieja, Adolfo López, que plantea ubicar en este espacio céntrico la oficina de atención al turista. "Ahora está oculta en una esquina de María Pita", aclara. López valora la idea de instalar la pasarela en el puerto como una idea "interesante y diferente" y defiende la idea tapar los restos de la muralla de Puerta Real. "Lo que no puede ser es que eso siga siendo un basurero a la vista de todos", arguye.

Además de la pasarela, las obras de urbanización de la Dársena prevén instalar un tipo de bancos y farolas con diseño propio: el modelo Marina. Para sentarse, habrá varias modalidades de banco, desde los de acero inoxidable y galvanizado hasta los que incluyen unas sillas tipo merendero, con unos precios por unidad que van de los 840 a los 14.610 euros.

Estos pequeños gastos y los del global de la obra han motivado la constitución de una Plataforma contra las obras de la Marina, que en las últimas semanas viene manifestándose los jueves. Su portavoz, Santiago Lamelo, asegura que este tipo de gastos "no tienen cabida en la ciudad más endeudada de Galicia" y apunta a los intereses de la constructora Copasa como el verdadero motivo de tamaña inversión.