"Inasumible" fue la palabra empleada ayer por Miguel Rodríguez Bugarín, catedrático de Ferrocarriles en la Universidade da Coruña, para referirse a la posible conexión del aeropuerto de Alvedro con la red ferroviaria. El hasta hace poco director xeral de Mobilidade de la Xunta explicó que la diferencia de nivel entre la terminal aérea y la línea férrea que pasa por O Burgo hace inviable construir un enlace salvo que se efectúe una inversión "desaforada".

La otra posibilidad, que consistiría en trazar una conexión con la línea que se dirige hacia Santiago, también fue descartada por los técnicos, ya que obligaría a realizar un gran rodeo para llegar hasta el aeropuerto. Bugarín, que participó en una mesa redonda sobre las infraestructuras del área metropolitana organizada por la Asociación Metropolitana Coruña 3.0, admitió que este tipo de intermodalidad entre el tren y el avión sí pudo haberse logrado en el caso del aeropuerto compostelano cuando se diseñó la nueva vía férrea del Eje Atlántico, por lo que la calificó de "oportunidad perdida".

También se refirió Bugarín al uso del autobús para enlazar el casco urbano coruñés con el aeropuerto, al considerar que es necesaria una "mejora" del servicio en relación con sus horarios, aunque recordó que se trata de un servicio prestado por una empresa privada al que la Xunta solo aporta financiación mediante la subvención que concede al resto del transporte metropolitano.

En relación con la posibilidad de implantación de un servicio ferroviario de cercanías en el área metropolitana, Bugarín coincidió con otro de los ponentes, el experto en ferrocarriles Xosé Carlos Fernández Díaz, en que este modelo debe evitar esta denominación para no ser confundido con el que se utiliza en ciudades como Madrid. Para el profesor universitario, en Galicia debe emplearse el término de servicios de proximidad para estos trenes y advirtió de que no es viable su financiación por parte de la Xunta si al mismo tiempo se mantiene el apoyo a las líneas de autobuses que cubren los mismos recorridos y no hay previsión de un aumento del número de viajeros.

La mesa redonda contó también con la intervención del director de la Compañía de Tranvías, Javier Contreras, quien se pronunció en contra de la entrada en la ciudad de los autobuses del transporte interurbano con el fin de evitar que colapsen el tráfico. Contreras recordó que esta política es la que se sigue en todas las ciudades y sentenció que esta clase de vehículos deben dejar de circular por el casco urbano "donde empiecen los semáforos".

Ethel Vázquez, directora de la Axencia Galega de Infraestruturas, destacó la apuesta de la Xunta por la construcción de aparcamientos disuasorios en las entradas de las ciudades para reducir el volumen del tráfico y recordó que en el caso de A Coruña estos equipamientos están proyectados en San Pedro de Visma, Lonzas y la zona del puente de A Pasaxe.

El Gobierno gallego sacó a concurso el mes pasado la redacción de un estudio para la construcción de un estacionamiento de este tipo en la zona de la desaparecida Conservera Celta y de otro próximo a la tercera ronda en Visma, que entre ambos sumarían 350 plazas.

La reclamación efectuada por un miembro del público asistente al acto sobre la necesidad de un vial de conexión entre la carretera al puerto exterior y la tercera ronda, ya que está previsto que termine en la autopista de Arteixo, llevó a intervenir al teniente de alcalde coruñés, Julio Flores, también presente en el auditorio de la Fundación Novacaixagalicia, para recordar que el Gobierno local es partidario de esa infraestructura pero que su carencia es responsabilidad del anterior Ejecutivo central.

El debate abierto tras la mesa redonda sobre las infraestructuras del área metropolitana permitió al Gobierno gallego reafirmarse en su rechazo a una conexión de la AP-9 y la A-6 en el municipio de Cambre. Uno de los asistentes planteó esta iniciativa a Ethel Vázquez como una fórmula para aligerar el tráfico en el entorno de A Coruña y preguntó a la directora de la Axencia Galega de Infraestruturas si la paralización de este proyecto es solo temporal a causa de la crisis o si es una decisión definitiva.

Vázquez esgrimió ante el auditorio las cifras para justificar la negativa de la administración autonómica a esta actuación, ya que, según sus datos, la previsión de tráfico por ese vial sería de 4.000 vehículos diarios, cuando para la conexión proyectada entre la vía ártabra y la AP-9 la cifra alcanza los 22.000 automóviles. Ese flujo circulatorio es el que se pretende extraer de la N-VI con el fin de aliviar la sobrecarga que padece esa carretera. El Ayuntamiento de Cambre es partidario de una solución semejante en su territorio mediante la comunicación entre la AP-9 y la A-6 mediante una vía rápida que no tenga el carácter de autopista.

El objetivo de los responsables municipales es que ese vial proporcione servicio a los residentes en los núcleos de población de Santa María de Vigo, Bribes y Brexo-Lema, ya que se convertiría en una circunvalación que les permitiría acceder a la vía ártabra, la Autopista del Atlántico y la Autovía del Noroeste. La iniciativa cuenta además con el respaldo de la Corporación, que la aprobó en un pleno en el año 2008.