Al repasar en la web referencias a la recién fallecida matemática María Wonenburger se encuentra un buen dato sobre ella: era doctora por tres universidades. Su singularidad de mujer matemática en la España de postguerra, se completa con una trayectoria académica que comienza en su doctorado en Yale. Como primera mujer española con una beca de postgrado Fullbright para matemáticas, la primera vez que España entraba en ellas, buscó la posibilidad de continuar sus estudios en otro país. Aunque tampoco en Estados Unidos y Canadá la posición de la mujer en puestos universitarios era relevante, consiguió que Nathan Jacobson, uno de los algebristas más relevantes del siglo XX, dirigiese su tesis doctoral, leída en 1957. Cuando regresa, el modelo de la centralizada universidad española hace muy difícil su incorporación, comenzando por el reconocimiento del título de doctor, aunque este fuese por una muy prestigiosa universidad norteamericana. Como becaria en el Instituto Jorge Juan del Consejo Superior de Investigaciones, realiza una nueva tesis en 1960 dirigida por Germán Ancochea, aunque por motivos administrativos no llegó a obtener su título español de doctora. Pero eso sólo podría ser el inicio de una carrera funcionarial, con oposiciones centralizadas en Madrid, para escasas plazas en las pocas universidades donde existía la Licenciatura de Matemáticas. Decide optar por las ofertas americanas, que le llegan a través de un matemático tan importante como Israel Halperin, y marcha a Ontario, Canadá. Desde ahí ya sigue una carrera académica típicamente anglosajona llegando a Full Professor (plaza permanente en la posición superior, que solemos traducir por cátedra) en la Universidad Estatal de Indiana, en 1967 permaneciendo allí hasta 1983. Como se puede consultar en el Mathematics Genealogy Project (genealogy.math.ndsu.nodak.edu/id.php?id=3151), María dirigió ocho tesis de las cuales descienden otras 17. Al regresar en 1983 a su domicilio familiar en Oleiros, tampoco tiene posibilidades de formar parte de la única universidad más próxima. Manteniendo el contacto con sus discípulos ve con satisfacción como ellos expanden sus teorías y realizan aportaciones notables al campo de estudio, abstracto pero que, como sucede con frecuencia, permitirá aplicaciones tanto en matemáticas como en física. Cuando tuvimos noticia de que ella vivía tan próxima, logramos contactar y descubrir a la persona que sus discípulos describían de forma tan cordial. Un trabajo biográfico, de las profesoras de la Universidade da Coruña (UDC) María José Souto Salorio y Ana Tarrío Tobar (se puede leer en www.culturagalega.org/album/docs/sobre%202.pdf), fruto de su relación personal con María y de su empeño en dar a conocer tal vida científica, hizo llegar a la Real Sociedad Matemática Español (RSME) el hallazgo. Su publicación en la Gaceta Matemática (vol 9, 2006) produjo una colección de reconocimientos que, aún siendo tardíos, pudo disfrutar. En una magnífica entrevista que Isabel Bugallal publicó en este periódico el 14 de mayo de 2008, María se refiere a los premios que estaba recibiendo, valorando mucho el de ser Socia de Honor de la Real Sociedad Matemática Española. Y la UDC, que el próximo curso cumple 25 años, la incorporó a su claustro como doctor honoris causa, completando así la carrera de una vecina cuya excelencia académica era sólo reconocida al otro lado del océano.