Un archivo dañado en el servidor informático del sistema de cobro y del GPS de la Compañía de Tranvías fue el causante de la avería sufrida el pasado martes en los autobuses urbanos de la ciudad, según la investigación efectuada por la concesionaria. Este problema hizo que los dispositivos instalados en los vehículos recibieran un mensaje de error que les impedía cobrar a los usuarios mediante la tarjeta Millennium, lo que generó importantes retrasos en todas las líneas y que finalmente se optara por no cobrar a la mayoría de los viajeros o que se hiciera minutos después de que hubieran subido al bus.

Tras la reparación efectuada en el sistema a las 19.30 horas del martes, el servicio recuperó la normalidad, sin que se hayan vuelto a producir incidencias desde entonces. Una vez conocido el origen del fallo sufrido por el sistema informático, la concesionaria dará cuenta del mismo al Ayuntamiento, que le reclamó datos sobre las causas de la avería y que le detallase los medios que había puesto para subsanar el problema, así como el número de usuarios, líneas y frecuencias afectados.

"El Ayuntamiento está investigando todos y cada uno de los pormenores que acontecieron", manifestó el miércoles el alcalde, Carlos Negreira, quien anunció que "dentro de unos días" se podrá saber "qué es lo que pasó y poner el remedio para que no vuelva a pasar". Negreira recordó que el fallo padecido por la empresa ocurrió "por primera vez en muchos años" y que, aunque no fue atribuible al Ayuntamiento, la institución solicita disculpas a los ciudadanos.

También manifestó el regidor que se atenderán todas las reclamaciones presentadas "para darles una salida satisfactoria" y que la administración municipal trabaja. "codo con codo" con la Compañía de Tranvías "para que no se repitan estas circunstancias".

La aparición del error informático a primera hora de la mañana y la imposibilidad de resolverlo por parte de los conductores, que se veían obligados a reiniciar las canceladoras de las tarjetas una y otra vez para poder cobrar, causó serios retrasos en los autobuses, que a esa hora desplazaban a los usuarios hacia sus lugares de trabajo o estudio y que en algunos casos trasvasaron sus pasajeros de un vehículo a otro para intentar remediar la situación. Los problemas persistieron durante la mañana y al final de la jornada laboral matinal volvió a haber demoras en las frecuencias. Cuando hacia el final de la jornada se recuperó la normalidad, la Compañía de Tranvías había dejado de cobrar un buen número de viajes ante la imposibilidad de efectuar el pago con la tarjeta.

El propio Gobierno local había exigido a la concesionaria que no reclamase el abono del viaje en metálico a las personas que intentasen efectuarlo con la Millennium.