Cuando me encomendaron la responsabilidad de la Concejalía de Movilidad, me puse a la persona como eje fundamental de nuestros objetivos. Emprender el camino de la movilidad en una ciudad en la que se llevaba años trabajando sin rumbo no ha sido fácil, había cientos de cuestiones puntuales o de carácter estratégico sin resolver, con asuntos abiertos desde hacía muchos, muchos años.

Uno de ellos, por supuesto, es la Ciudad Vieja, declarada Bien de Interés Cultural en 1984, y acometiéndose por lo tanto su peatonalización en su 30º aniversario. Durante esos treinta años se han ido dignificando, protegiendo y poniendo en valor uno tras otro todos los cascos históricos de las principales ciudades de Galicia y del resto de España, y tener la responsabilidad de que se haga por fin en A Coruña es una gran satisfacción no solo como concejala sino también como ciudadana.

Esta es una cuestión que está por encima de consideraciones políticas, de demagogias y de trabas artificiosas; la realidad de las personas y de las cosas da mucha fuerza para encarar objetivos por complicados que puedan parecer; he recibido y escuchado muchas llamadas de ayuda de personas de la Ciudad Vieja que no podían salir de sus casas por la presencia de coches, he sentido vergüenza muchas veces cuando veía a los turistas sacando fotos, prácticamente en el único casco antiguo en el que aparecen coches al lado de monumentos del siglo XII que en otras ciudades son respetados desde hace muchos años.

Detrás de cada cosa que se hace tengo que decir que hay mucho trabajo con esfuerzo y cariño; la movilidad tanto en la Ciudad Vieja como en el resto de A Coruña es sensible a todo lo que ocurre, su misión es adaptar la utilización del espacio público a las necesidades de cada momento y situación, ayudar a las personas en su movilidad diaria, desde que sale de su casa hasta que regresa; y eso no es nada fácil en una ciudad como la nuestra, que tiene unas dimensiones, una forma y un cuello entre su parte norte y sur, que hace que sea sensible a cualquier cambio o evento que se organiza y es una ciudad que a la vez es muy dinámica a diario por ser corazón de un área metropolitana, como también la Ciudad Vieja es el germen y corazón de A Coruña, a la que vio nacer.

Y si la Ciudad Alta vio nacer a A Coruña, acojámosla, abracémosla, devolvámosle lo que antes nos dio, como hacemos con "los nuestros", como lo hacemos con nuestros mayores, con las personas que respetamos y queremos.

Démosle las gracias por estar aquí, recuperando la magistral esencia de lo que un día fue y representa el núcleo de la fuerza de las personas de una ciudad que luchó y creció y que ahora afronta retos y oportunidades también centrados en la esencia y valor de las personas.

Tengo que destacar también que hasta hace poco no se diferenciaban los conceptos de movilidad y tráfico, y esa es una cuestión que está cambiando. La movilidad no es sinónimo de tráfico rodado, sino que es sinónimo de persona, de vida, de necesidades de desplazamiento, de sostenibilidad, de eficiencia, de calidad de vida, de accesibilidad, de seguridad, de responsabilidad, de educación, de respeto, de sentido común, de sensibilidad, de pensar en los demás, de conocimiento de la ciudad y de amor por ella.

Si nos ponemos en la posición de los demás seguro que las cosas las haremos mejor y lo conseguiremos "entre todos".