Dos militares se sentaron ayer en el banquillo de los acusados de la sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña por, presuntamente, viajar a Madrid para comprar droga y venderla en la fiesta de cumpleaños de uno de ellos. Los procesados, que se enfrentan a cuatro años de cárcel, fueron interceptados por la policía cuando bajaron de un tren en San Cristóbal el 2 de noviembre de 2012 y alegaron que su intención no era obtener beneficios, sino consumir las pastillas con sus amigos durante la celebración.

Los agentes los registraron porque recibieron una llamada de un funcionario de la Policía Nacional destinado en Alcobendas que viajaba en el tren. El agente escuchó a los sospechosos hablar por sus teléfonos móviles y dedujo que traficaban con droga. Los procesados portaban envases de vidrio que contenían una sustancias a través de las cuales podrían obtener GHB -una sustancia psicotrópica- y 25 comprimidos de MDMA que habían adquirido en la capital. Los imputados admitieron que viajaron a Madrid para adquirir las pastillas, pero subrayaron que eran para ingerirlas con sus amigos. "Era mi cumpleaños y no tenía intención de cobrarles nada, pero no podía invitarles a todos porque era demasiado dinero, por eso a algunos, a los menos cercanos, les cobré lo que me habían costado", declaró uno de los sospechosos, quien admitió que era habitual que consumiesen sustancias estupefacientes en fiestas privadas.

"Solo le pedí pastillas y que me durasen para toda la noche. No me preocupé del precio porque me iba a invitar. Consumo cada noche que salgo de fiesta", señaló uno de los testigos en el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial. La mujer del imputado que cumplía años aseveró que era "habitual" que entre los amigos se repartiesen el coste de la droga, "igual que el del alcohol".