Dejar las mesas y sillas de la terraza de un establecimiento hostelero colocadas en la calle de la Galera pese a tener las puertas cerradas fue toda una tentación para un grupo de jóvenes que ayer decidieron aposentarse allí y disfrutar del día mientras charlaban y consultaban sus teléfonos móviles. Y es que la inusual presencia de ese mobiliario en la vía pública sin uso era toda una invitación para sentarse.