El colegio Ramón de la Sagra, en el barrio de Elviña, podrá usar su megafonía. Y sin autorización expresa del Ayuntamiento. Así se lo han comunicado responsables municipales después de que la comunidad educativa se pusiese en pie de guerra por la prohibición, derivada de una denuncia por ruido de un vecino, y se concentrase en la mañana de ayer a las puertas del colegio para protestar por la situación.

"La megafonía nos ayuda a coordinar el trabajo de las 500 personas de la comunidad educativa del centro y, sin ella, el trabajo es muy complicado", señalaba la directora del centro, Sara Lavandeira, antes de recibir la respuesta del Concello, que el pasado 30 de octubre envió a las instalaciones a la Policía Local "a instancias del Defensor del Pueblo" para solicitarle a la dirección que se abstuviese de usar "dispositivos sonoros" hasta que contase con la autorización pertinente para hacerlo.

Esta directriz, de la que el centro informó en una circular remitida a los padres, obligó a suspender un magosto previsto para esta semana y eliminar el uso de la megafonía para entradas y salidas y también para las actividades especiales del calendario escolar, como el Carnaval o las Letras Galegas. El centro había pedido ya al Concello los permisos solicitados por la policía -que forma parte de la propia Administración municipal- pero no había recibido respuesta ni de Alcaldía ni de las Concejalías de Educación y Movilidad. La contestación, que llegó tras la publicación en los medios de comunicación del problema, señala que la megafonía puede ser utilizada sin su permiso.

La directora del colegio se mostraba, previamente a la solución del problema, preocupada por el desarrollo de la actividad del centro sin los aparatos, que se usaban, dice, en momentos "puntuales" porque no es "una discoteca poniendo música toda la madrugada".

"Este centro tiene las instalaciones muy dispersas y necesitamos que se escuche el aviso en todas ellas", afirmaba Lavandeira, al tiempo que destacaba que "los derechos individuales no pueden estar por encima de los de la comunidad educativa". La responsable docente, que lleva diez años en el Ramón de la Sagra, recuerda que no es la primera vez que tienen problemas al respecto: "Cuando había una actividad siempre había una llamada y venía la policía y se prohibió el uso para estas fiestas puntuales hasta que conseguimos la autorización del Concello para hacerlas. No sé si pasa en otros centros".