El cariño casi se convierte en linchamiento. El pobre Leymito, la mejor mascota del mundo, subió ayer a una de las gradas del Palacio de Deportes de Riazor para animar al público que asistía al derbi entre el equipo de casa y el COB Ourense, que ganaron los de As Burgas. Mala idea. Su aspecto hinchable hace que nazcan en los niños irrefrenables ganas de achuchar y golpear. Tuvo que intervenir hasta algún padre.