Su proximidad a zonas de gran afluencia como la plaza de María Pita, la Ciudad Vieja o la calle Real hace que el entorno de la plaza de San Agustín sea un lugar buscado por muchos conductores para intentar aparcar en el centro los fines de semana. Pero la escasez de plazas lleva a algunos de ellos a estacionar en cualquier sitio, incluso bajo los soportales, en esquinas y zonas peatonales, sin que nadie tome medidas.