El PSOE coruñés se limpia las heridas. Dispone de dos tratamientos: uno que receta su portavoz municipal, Mar Barcón, apoyado en la experiencia que exhibe su currículo como concejal en el Gobierno y en la oposición; y otro que prescribe el militante Ángel Garmendia, quien apuesta por las ideas y la gestión de un equipo ajeno a las concejalías y volcado en lo que llama la "resurrección del ideario socialista". Es tiempo de primarias. El militante decidirá mañana a quién quiere como alcalde si el PSOE ganase las elecciones municipales de 2015.

Ambos, Barcón y Garmendia, entienden que el socialismo en la ciudad debe ser sometido a renovación, proceso que interpretan de forma parecida pero con matices. Una, situando a las personas y a los barrios en el centro; otro fomentando la participación. El pasado lunes se midieron en un debate en el que la exposición de sus programas ofreció más coincidencias (en igualdad, servicios sociales, formación, empleo, comercio, imputados fuera de las listas...) que disconformidades (microcréditos, servicios externalizados...). Pero la sintonía no es el fin de las primarias: mañana habrá un ganador y un perdedor.

Para atraer más votos y ser candidata a alcaldesa, Mar Barcón ha absorbido el sentir de los barrios y sus gentes en su etapa de tres años y medio en la oposición. El cara a cara es primordial en su proyecto. Y la transparencia en la gestión. Ve ilusionados a los militantes socialistas de la ciudad y promete solvencia para no defraudarlos.

Ángel Garmendia insiste en abrazar ese ideario socialista en cierto modo perdido. Reprocha a su rival los errores cometidos por los gobiernos de los que formó parte. ("El PP querría que las primarias las ganase Barcón", dijo en el debate".) Exige coherencia con los ideales, honestidad. Propone cercanía, escuchar al ciudadano.