El colegio de Veterinarios de A Coruña y la asociación animalista Libera lo tienen claro: el Ayuntamiento debe revisar su modelo actual en cuanto al tratamiento de perros y gatos abandonados y silvestres y empezar a trabajar para que, cada vez, se sacrifiquen menos mascotas sanas y se adopten más.

El Gobierno municipal tiene competencias en la tenencia de animales y es por ello por lo que la Policía Local puede multar a los propietarios de aquellos que infrinjan la normativa. A pesar de esta circunstancia, el Gobierno local se ha negado a ofrecer información a este diario no solo sobre la aplicación de la ordenanza municipal -que fue aprobada en 1997 basándose en la redactada por la Xunta en 1993- y sobre su contenido sino también sobre las sanciones que se han impuesto a lo largo de este año en virtud de la ordenanza.

Como el Parlamento gallego ha decidido cambiar la ley que vela por el bienestar animal, los amantes de las mascotas consideran que el Ayuntamiento debería ir a rebufo de la Xunta y empezar a debatir y a cambiar la ordenanza municipal. Entre los cambios que introdujo el Gobierno autonómico está el de endurecer las multas. Ahora, la más baja es de cien euros, cuando la sanción más leve que se puede poner en aplicación de la normativa autonómica es de treinta euros, aunque, eso sí, en la ordenanza viene todavía expresado en pesetas, que era la moneda que había cuando se aprobó el texto.

Los especialistas en cuidado animal consultados por este diario están de acuerdo con algunas de las partes del documento municipal, como que exija a los propietarios de las mascotas el cuidado y la alimentación necesaria para que lleven una vida digna. Está, por ejemplo, prohibido desde las doce de la noche hasta las ocho de la mañana que los animales se queden en patios, terrazas, galerías o balcones para no molestar el sueño de los vecinos. Hay otras partes que, sin embargo, a los animalistas les gustan menos, como que se contemple el sacrificio de los animales abandonados que lleguen a la perrera municipal después de veinte días de custodia.

El presidente de la comisión deontológica y de pequeños animales del Colegio de Veterinarios de A Coruña, Pablo Teijeiro, considera que tendría que erradicarse esa posibilidad de la ordenanza para que, como pasa ya en otras ciudades, la eutanasia sea un procedimiento que solo pueda prescribir el veterinario y por motivos de bienestar animal. "El animal no es un juguete que se regala y que, después, se va a la calle. Si una persona adopta un animal tiene que saber que no se puede desprender de él a la primera de cambio. Un animal es un ser vivo y tiene sus derechos, no es un zapato que se pueda cambiar cuando le salen arrugas o está viejo. Hay que impulsar el cambio no solo con normativas sino con campañas, dando ejemplo y favoreciendo la adopción, no siendo fácil la eutanasia ni el abandono de los animales", explica Teijeiro.

La ordenanza municipal es clara en este punto: "El Ayuntamiento recogerá los animales abandonados y los retendrá hasta que sean reclamados, acogidos o sacrificados". En su segundo punto especifica que, si el animal no está identificado, se le custodiará durante veinte días y, transcurrido ese tiempo, la perrera municipal podrá "darle el destino más conveniente", siendo el del sacrificio el "último caso".

Si el animal está identificado, el propietario podrá recuperarlo en un plazo de diez días y tendrá que hacerse cargo del gasto en manutención y cuidado -tres euros (500 pesetas diarias, según el texto- así como todos los demás derivados de de su asistencia. Si los animales no son reclamados por sus dueños, entonces, es la perrera la que decide su destino.

A pesar de que en 1997 la tenencia de animales de razas potencialmente peligrosas no era tan común como actualmente, el Ayuntamiento cuenta con un registro de los ejemplares de estas especies que hay censados en la ciudad y establece unas normas específicas, como que cada dueño no puede estar paseando a más de uno de estos perros a la vez y que estos deben ir con bozal y siempre atados.

El portavoz de la asociación animalista Libera, Rubén Pérez, defiende que el Ayuntamiento podría ayudar a los propietarios de estos animales a que no se viesen implicados en incidentes subvencionándoles una parte de los cursos de entrenamiento que necesitan.

El artículo 19 de la ordenanza deja la puerta abierta al arrepentimiento de los propietarios; les ofrece la posibilidad de entregar los animales al servicio municipal encargado de su recogida "o a una sociedad protectora". El artículo 20 dice que queda "absolutamente prohibido el abandono de toda clase de animales vivos, especialmente de perros y gatos" y advierte de que este hecho será sancionado como un "riesgo para la salud pública".

Los animalistas consideran que el cambio tiene que venir de la mano de la concienciación, es por ello, por lo que le exigen al Concello más campañas de sensibilización y que no se centre solo en la recogida de las deposiciones de los animales, que consideran importante, claro, pero no tanto como la promoción de la adopción.

Defienden el "sacrificio cero" de los animales con buena salud, pero consideran que, para poder hacerlo efectivo es necesaria la castración de gatos callejeros, controlar su población y, también, potenciar la labor de las sociedades protectoras con más ayudas.