El deterioro causado en las zonas residenciales de la ciudad por el uso que los vecinos hacen de los edificios y del mobiliario urbano, por la climatología, la contaminación ambiental y el mero paso del tiempo activa en algunos ayuntamientos gallegos respectivos programas de rehabilitación de bloques de inmuebles de más de 50 años de antigüedad y de determinadas infraestructuras urbanas. Cada plan, que suele tener más de una fase, actúa en las llamadas áreas de rehabilitación integral (ARI). Ha habido 56 en la comunidad desde 2002, incluidas tres rurales. A Coruña ha contado desde 2006 con siete ARI declaradas y en cuatro de ellas continúan desarrollándose actuaciones.

El casco histórico, pisos en el barrio de la Sagrada Familia y los grupos de viviendas de Os Mariñeiros y de Santa Cristina en Palavea son los ámbitos municipales declarados como ARI que en la actualidad cuentan con subvenciones del Estado y la Xunta y financiación del Concello hasta por lo menos 2015. Bloques de inmuebles en Fernández Latorre, O Birloque y el grupo de viviendas Nuestra Señora del Carmen, en Labañou, fueron también ARI en las que ya finalizaron tanto las labores de urbanización, que asume el Ayuntamiento, como de rehabilitación, en gran parte costeadas con las contribuciones de las otras dos administraciones. Las comunidades de vecinos aportan también el 20% de la correspondiente inversión para pagar las obras al margen de las ayudas públicas.

El Gobierno local anunció hace unos meses que solicitará que las casas de Franco, en O Ventorrillo, sean declaradas ARI por el Instituto Galego da Vivenda e Solo (IGVS) y pretende que también lo sean otras zonas de la ciudad con viviendas antiguas afectadas por el desgaste de más de cinco décadas, como el Barrio de las Flores.

El Ejecutivo de Carlos Negreira y los dos gobiernos anteriores han desarrollado dos planes plurianuales para las siete ARI, algunas de las cuales han pasado por más de una fase y tratando de no colisionar con los condicionantes señalados en el Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) y el plan especial para el casco histórico. Según datos proporcionados por el Concello, se ha ejecutado desde 2005 el 91% de la inversión programada: 23,3 millones de los 25,5 previstos. De esos más de 23 millones, 15,9 proceden de las subvenciones de la Xunta y el Estado para la rehabilitación de edificios, mientras que 7,4 son inversión del Ayuntamiento para distintos trabajos de urbanización.

El plan 2005-2008, ya finalizado y liquidado con Fomento y el IGVS, atrajo un gasto de 17,4 millones de euros entre las tres administraciones y afectó a cuatro zonas. El plan 2009-2012, que incluye anualidades para 2013 y 2014, lleva invertidos 5,8 millones en cinco áreas urbanas. Para 2015 hay presupuestados 1,4 millones más (400.000 euros menos que este año) procedentes de subvenciones.

Aunque el documento de inversiones del próximo ejercicio no contiene partidas para los años siguientes, el Concello asegura que las habrá al menos hasta 2016 y que tiene la intención de renovar los convenios con Xunta y Ministerio para seguir llevando a la práctica su política de rehabilitación urbana.

La urbanización de las ARI comprende obras en pavimentos y zonas de aparcamiento, reparación de la red de pluviales en calles y edificios, reposición de iluminación y remodelación de pistas deportivas, jardines, áreas infantiles y mobiliario urbano. La rehabilitación afecta a fachadas de inmuebles, ascensores y elementos comunes y potencia la mejora de la accesibilidad a viviendas y medidas de eficiencia energética en cubiertas, ventanas y fachadas para reducir las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, como se llevó a cabo en un bloque de viviendas antiguas en O Birloque en una sola fase.

El casco histórico va ya por la séptima etapa de rehabilitación. Sagrada Familia, por la cuarta. Y Os Mariñeiros y Palavea, por la tercera. Las otras cuatro ARI donde finalizaron los trabajos de rehabilitación tuvieron solo una fase. De los 38 ayuntamientos gallegos que han tenido o tienen ARI desde el año 1998, el de A Coruña fue de los últimos en solicitarlas: no las tenía hace más de una década, cuando 17 concellos ya contaban con zonas con esta declaración y habían recibido fondos de la Administración para obras y reformas.

Los trabajos de rehabilitación han retocado la fisonomía urbana y maquillado las zonas menos vistosas de los barrios más castigados por la edad natural avanzada de los edificios y las calles, aunque no dejan igual de contentos a todos los vecinos. En las cuatro ARI con programa de obras aún en marcha hay satisfacción general en Palavea y Sagrada Familia y Os Mariñeiros. Los vecinos más optimistas aprueban los trabajos "con nota muy alta" y celebran haber "mejorado las condiciones de vida"; otros, en el casco histórico, reclaman "meter mano más seriamente".