La Brigada Provincial de la Policía Judicial y la de la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía investigan las causas de la muerte del recién nacido cuyo cadáver fue descubierto entre la maleza del monte de San Pedro el pasado 27 de diciembre. El cuerpo del bebé fue hallado por una persona que lo puso en conocimiento de la policía, cuyos agentes lo encontraron a primera hora de la tarde junto a un camino próximo a la carretera de los Fuertes y oculto entre los matorrales. Según fuentes policiales, por el momento no hay detenidos.

El cadáver apareció sin ningún tipo de ropa y con el cordón umbilical sin anudar, así como con muestras de haber nacido sin vida, según las primeras observaciones. Una dotación del servicio de emergencias sanitarias 061 acudió al lugar con una ambulancia a requerimiento de los agentes y sus profesionales confirmaron el fallecimiento del bebé, tras lo que se dio aviso al juez de guardia y al forense, quienes ordenaron el envío del cuerpo al Hospital Universitario para que fuese sometido a un examen que determine la causa de la muerte.

La policía inició de inmediato la investigación sobre el suceso, pero el único dato que ha trascendido es que un vecino del barrio afirma haber visto un automóvil de color oscuro circulando por el lugar el mismo día en el que fue hallado el cadáver. Las características del suceso apuntan a la posibilidad de que el cuerpo aparecido sea el hijo de una mujer que haya ocultado su embarazo y que tras dar a luz decidiese deshacerse de él, aunque será necesario dilucidar si el niño falleció por causas naturales.

El precedente más cercano de un hecho similar en la ciudad ocurrió el 24 de marzo de 2006, cuando una joven arrojó a su bebé recién nacido a un contenedor de la basura de la calle San Vicente, en el barrio de Os Mallos. La madre había ocultado su embarazo durante todo el proceso de gestación sin que nadie advirtiera su estado y dio a luz en la frutería en la que trabajaba, tras lo que arrojó el cuerpo al recipiente de residuos situado frente al local.

Un vecino que iba a arrojar desperdicios fue quien halló el cadáver. La autopsia reveló después que el bebé, una niña, falleció desangrado entre la basura porque su madre desgarró el cordón umbilical y no cortó la hemorragia. La mujer fue ingresada en prisión acusada de un delito de asesinato por el que fue juzgada un año después y por el que la Fiscalía para ella pidió una pena de 18 años de cárcel, aunque la negociación con la defensa culminó con la aceptación de una condena de 6 años. La acusación pública tuvo en cuenta que la mujer sufre un trastorno de personalidad de tipo esquizoide y que el día que dio a luz sufrió una crisis psicótica, por lo que tuvo limitadas sus facultades mentales.

Otro suceso similar se produjo el 27 de diciembre de 2012 en el vertedero de Sogama en Cerceda, donde fue hallado el cuerpo de un recién nacido dentro de uno de los camiones de la basura procedentes de Ribeira. Una mujer de esa localidad con problema psíquicos había arrojado en un contenedor a su hijo, tras lo que acudió al médico, quien averiguó que había dado a luz y que logró que confesase que se había desecho del cuerpo.