El Gobierno local ha adjudicado a vecinos 22 de las 89 huertas urbanas que había sacado a concurso, ninguna de ellas se le ha otorgado a jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años porque no se presentaron solicitudes. El Concello ha concedido a la asociación de vecinos de Novo Mesoiro el uso de dos parcelas y otros dos terrenos podrán ser utilizados por los usuarios de los centros cívicos de Feáns y de Mesoiro.

El BNG tilda de "fracaso" estos datos y considera que las cifras responden a que el precio de la tarifa general -50 euros de cuota y 25 euros mensuales- es "disuasorio". Los nacionalistas recuerdan que la juventud es "el sector de la población que más tasas de desempleo y emigración soporta", por lo que no les "extraña" que ningún vecino mayor de edad y menor de 30 años solicitase la titularidad de uno estos terrenos de uso exclusivamente lúdico consumo familiar.

El Gobierno local ha otorgado 36 permisos para utilizar los huertos urbanos aunque solo hay licencia de ocupación de 22 de ellos para particulares, y es que, aunque un vecino sea el titular del huerto, puede haber otra persona autorizada para trabajar en él.

En julio del año pasado, del concejal de Medio Ambiente, Enrique Salvador, anunció que los huertos estarían en funcionamiento, según sus previsiones, durante el último trimestre del año.

Los beneficiarios de este servicio tendrán permiso para utilizar los huertos urbanos durante dos años, aunque ese contrato se puede prorrogar durante otro ejercicio. De las 22 solicitudes aprobadas, la mitad se acogerá a la tarifa social -destinada a los vecinos que ingresan menos del 75% del Iprem, fijado en 530 euros mensuales en 2014- que requiere que los adjudicatarios paguen los 50 euros de la cuota de inscripción. El BNG critica que solo el 24,71% de las parcelas se hayan adjudicado a vecinos y que las familias con menos recursos tengan que pagar inscripción además de las semillas y herramientas.

El Gobierno local exige en las bases que el uso de estas parcelas tiene que ser de sustento familiar o de ocio, ya que no se podrán vender los productos que se extraigan de estas tierras municipales. El concejal de Medio Ambiente, en julio del año pasado, admitió, sin embargo, que sería muy complicado rastrear que no se comercie con los productos.