El empleado de un club deportivo coruñés, de 62 años, fue despedido el pasado 31 de diciembre tras ser sorprendido ese mismo día grabando imágenes de sus compañeros cuando se cambiaban en un vestuario reservado a los trabajadores y admitir los hechos. El incidente, que fue confirmado por los responsables de la entidad, se originó cuando una de las empleadas se percató de la existencia de un teléfono sobre el armario de la dependencia, lo que inició una investigación interna que derivó en el descubrimiento del dueño del aparato.

Los hechos fueron denunciados por los dirigentes de la institución en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, pero la sociedad deportiva decidió no esperar a la conclusión de las investigaciones para que el supuesto autor finalizase su relación laboral, ya que él mismo confesó de inmediato y con rotundidad haber colocado el teléfono para captar imágenes, y aunque no desveló cuál era su objetivo con esta actuación, las sospechas apuntan a una intencionalidad sexual.

Los agentes policiales acudieron a la instalación tras la presentación de la denuncia, aunque se desconoce si la vivienda del empleado fue registrada posteriormente en busca de imágenes que podría haber grabado anteriormente. Pese a la discreción con la que los responsables del club trataron los acontecimientos, su gravedad hizo que trascendiesen en el barrio en el que está ubicado. Según fuentes de la entidad, el supuesto autor de las grabaciones en ningún momento tomó imágenes en los vestuarios de los usuarios de las instalaciones, por lo que los socios no se vieron afectados por la actuación del sospechoso.