"Magnífico complejo de 3.600 metros cuadros construidos, casa anexa de 700 metros, 8.000 metros cuadrados de parcela. Ocasión, 3,3 millones de euros". Una inmobiliaria tiene a la venta desde hace unos días, por uno de los importes más elevados de la comarca coruñesa, una de las propiedades más extensas y sobre todo más singulares: pocas veces se puede comprar un antiguo convento con larga historia detrás. Se trata del antiguo convento de las Oblatas, entre el núcleo de Santa Gema en A Coruña y O Portádego en Culleredo.

El inmueble en la zona de Río Quintas está deteriorado por su antigüedad (el dictador Franco lo inauguró en 1964 y lleva el nombre de su madre, Pilar Bahamonde, aún en la fachada) y porque fue hogar de okupas durante mucho tiempookupas, tras abandonar el lugar las religiosas en el año 2003, por falta de vocaciones, tras casi cincuenta años de actividad en la ciudad.

A pesar de esto, la edificación, un largo cuerpo al que se unen otros tres en perpendicular, no está en tan mal estado como podría parecer. Presenta muchas pintadas, suciedad y humedades, pero la construcción está en buen estado al igual que las habitaciones y salas y también la capilla. Aún luce en su interior una doble escalinata de madera coronada por una vidriera de colores en el techo. Alrededor tiene una gran extensión de jardines.

El actual propietario del antiguo convento considera que este "magnífico complejo" es ideal para un hotel o apartotel, un colegio, actividad de restauración, una clínica u hospital o también un geriátrico. De hecho este último uso es el que quería darle el último propietario, un empresario de Sada que lo adquirió por 1,5 millones de euros en el año 2013 a la entonces Novacaixa Galicia Inmobiliaria.

El banco se quedó en 2010 con esta propiedad que había adquirido en 2007 el exfutbolista del Celta de Vigo Valery Karpin, quien al parecer pagó alrededor de siete millones de euros, con la expectativa de poder realizar un desarrollo residencial en estos terrenos, que sin embargo aún a día de hoy es suelo urbano consolidado pero con uso dotacional privado.

En agosto de 2011 el antiguo convento benéfico-social de las Oblatas del Santísimo Redentor fue noticia por la instalación de unos okupas, que luego fueron desalojados tras llegar incluso a un proceso judicial. Ahora el inmueble no tiene okupas: todas las entradas están cerradas, puertas tapiadas y el cierre por la entrada desde la carretera de O Portádego también se ha elevado para que no se vea el interior. También tiene un sistema de seguridad con videocámara. En su día este convento educaba a un centenar de niñas y jóvenes que también vivían en su interior.