Una isla de radiantes narcisos ha florecido en medio de las obras de la Marina. Mientras nosotros aún no hemos podido guardar la ropa de invierno, estas plantas bulbosas ya anuncian la primavera en A Coruña, indiferentes a las montañas de piedras, tuberías de fecales, váters químicos, hierros, plásticos y tablones que las asedian. Son el último vestigio del jardín que existió en la Marina hasta que empezó la construcción del túnel subterráneo y la zona peatonal de la superficie.

Los delicados narcisos sobreviven ante la agresividad del entorno mientras que el valioso edificio de Sanidad Exterior, uno de los símbolos de parte de la historia de A Coruña y de Galicia por su relación con la emigración, parece que pronto caerá bajo la piqueta para dejar paso a los modernos kioscos, bancos y farolas de diseño que se instalarán. Así se perdió también la maravillosa estación marítima de Alférez Provisional, añorada cada vez que se mira hacia lo que hay ahora en su lugar.