Uno de los tres autores materiales del secuestro de una perra en Monte Alto a finales de agosto de 2011 fue sentenciado a seis años de cárcel; y sus dos compañeros, a cinco años. La inductora del delito, que había mantenido durante años "una íntima relación de amistad con la víctima", fue condenada a cuatro años de prisión. La procesada, según consta en el fallo judicial, "despechada por la ruptura del vínculo" que mantenía con la perjudicada, contactó con un vendedor del mercadillo de Os Mallos para proponerle llevar a cabo el plan a cambio de repartirse el dinero del rescate de la mascota.

El hombre aceptó e hizo partícipes a otras dos personas. Entre los cuatro urdieron el rapto del can. El juez les impuso, además de las penas de prisión, el pago de una indemnización de 30.000 euros a la víctima por los daños físicos y morales y de 5.511 euros por los objetos que le robaron de su casa.

La inductora se enteró, por una amiga en común, que su examiga había encargado un baúl en una tienda de Ramón y Cajal, por lo que acudió al establecimiento y engañó a la empleada, que la conocía. Así, le dijo que iría un hombre de parte de ella a recoger el mueble. "La trabajadora no tuvo sospecha alguna, dado que recordaba de otras ocasiones la amistad que mantenía con su clienta", subraya el magistrado del Juzgado de lo Penal 2 de A Coruña. Uno de los tres implicados en el secuestro fue a buscar el baúl el día 30 de agosto y, acompañado por otro hombre, timbró en el portal de la afectada haciéndole creer que iban de parte de la mueblería.

La vecina de Monte Alto les abrió la puerta, según considera probado el juez en la sentencia, y, cuando se disponía a darles propina, uno de ellos le espetó: "esto va mucho más allá". Los condenados amordazaron a la perjudicada con una cinta de plástico y la amenazaron con una navaja "de grandes dimensiones". Después, la tiraron al suelo, le ataron los tobillos con una cinta y le taparon la cara con un albornoz. "Maltrataron y amenazaron a la víctima durante casi dos horas", recalca el magistrado, quien sostiene que los tres hombres acordaron, al margen de la inductora, robar el dinero y los objetos de valor de la vivienda, además de secuestran a la mascota. De esta forma, entre los dos desvalijaron el piso y trasladaron los objetos a una furgoneta que aparcaron en la puerta y en la que esperaba, al volante, el tercer implicado en el plan.

Los acusados robaron multitud de objetos, algunos de los cuales fueron recuperados por la policía. Los que los agentes no localizaron fueron tasados en 5.511 euros. Antes de abandonar el inmueble, advirtieron a la mujer que, si quería recuperar a la perra, debería pagar un rescate de 7.000 euros. La afectada consiguió desatarse a sí misma con una tijera que los procesados habían dejado tirada en el salón, por lo que pidió ayuda a un vecino y alertó a la policía. Ese mismo día, uno de los imputados quedó en la zona del mercadillo de Os Mallos con la inductora y le entregó al can. A las 17.00 horas, el asaltante telefoneó a la residente en Monte Alto para anunciarle que, al día siguiente, contactaría con ella para comunicarle la forma de entrega del dinero para devolverle a su mascota.

"Los cuatro actuaron confiados en que no denunciaría los hechos", recalca el juez en el escrito, en el que asegura que el hecho de que la mujer acudiese a la policía y que la noticia se filtrase a los medios de comunicación provocó que escondiesen al animal en una finca y huyesen. El titular de Penal 2 afirma que los sospechosos, ante el "temor de ser descubiertos y detenidos", se desplazaron fuera de la ciudad. La policía recuperó a la perra el 10 de octubre. Unos días antes, un hombre que nada tiene que ver con los cuatro implicados, telefoneó a la víctima para pedir un rescate. Fue condenado a un año y medio de cárcel.