"En lo único que me ha afectado la instrucción de la Pokemon es en que he tenido que ir a declarar una tarde de un viernes a un juzgado de Lugo". En abril de 2014, Julio Flores intentaba pintar con colores de normalidad una situación que le redibujó la hoja de ruta. Tanto que, un año después, el que era un valor seguro de los populares de A Coruña, el capataz de obra Carlos Negreira para construir un éxito electoral y gestionar el quehacer diario en el palacio de María Pita, desaparece de la fotografía a raíz de su imputación en la causa que instruye la juez Pilar de Lara, de los hechos que se fueron sucediendo desde entonces y, como extra final, de un nuevo escenario político en el que el PP podría necesitar para gobernar de Ciudadanos, una formación que se ha mostrado intransigente con las alianzas con partidos con investigados en causas de corrupción.

Dice que se va por propia voluntad, una despedida cocinada y emplatada como si el jefe le hubiese dado a elegir su futuro y omitiendo las presiones que recibió Negreira desde la cúpula del PP para prescindir, como finalmente ha hecho, de él. Lo ha anunciado solo unos días antes que el presidente del PP coruñés dé su alineación para el 24 de mayo. La irrupción de Ciudadanos en su doble papel de rival político y posible aliado, en el caso de no conseguir mayoría suficiente para ser investido alcalde, eliminó definitivamente cualquier posibilidad, si es que la hubiese, de la presencia del teniente de Alcaldía en la candidatura. El partido de Albert Rivera prepara su asalto urbano después del éxito de las elecciones andaluzas de marzo, como fuerza en alza que no acepta pactos con señalados en causas de corrupción, como todavía lo está el número dos del PP, por tráfico de influencias y cohecho.

Es un adiós que no se imaginaba el día de las primeras detenciones de la Pokemon, en octubre de 2012, cuando el Gobierno municipal olió la sangre de la herencia recibida, con Vendex como una de las empresas con mayor facturación en el Ayuntamiento desde los gobiernos de Francisco Vázquez. Se apresuró a anunciar que enviaría de oficio el expediente de la grúa y la ORA, una concesión ruinosa que no había hecho más que generar pérdidas millonarias a las arcas municipales. Era Flores, como portavoz municipal y azote de los ejecutivos pasados, el que ponía cara a uno de los pensamientos iniciales nunca expresados de la cúpula del PP, el deseo de que la juez hallase indicios de corrupción en sus antecesores, como introductores de Vendex en la ciudad, lo que le daría una poderosa arma política para desactivarlos y tener una legislatura más plácida. El número dos de Negreira proclamaba que la relación con las filiales procedía "de la etapa socialista", para matizar después que no estaba "acusando a nadie". Negaba que la juez hubiese solicitado expediente alguno y no descartaba con acierto que tal hecho se produjese "en próximos días", porque la mitad de la facturación del conglomerado investigado en Galicia se hacía en la ciudad, por lo que se abrían las puertas "de par en par".

Y sí. El boomerang voló y golpeó a los socialistas, a los nacionalistas, y también a los populares, como si la instrucción quisiese desnudar, no solo a los partidos, sino a una forma de proceder generalizada en el Concello, en cuanto a la contratación de personal o la externalización de servicios. Los pinchazos telefónicos al delegado de la empresa en Galicia, José María Tutor, solo incluían los últimos meses de Ejecutivo de coalición PSOE-BNG y se prolongaban hasta más allá del primer año de gobierno del Partido Popular. Tocado, pero no hundido. "Ni se me ha pasado por la cabeza dimitir", declaró entonces.

Flores sostiene hoy en día que el alcalde le concedió total confianza y apoyo "desde el minuto uno", aunque no menos de un popular coruñés, de los de toda la vida, vivió con estupor e incluso enfado la tibieza de la defensa pública de Negreira a su compañero, el único que sobrevivió a su lado en puestos de salida entre las elecciones de 2007 y 2011 y cuya labor 24 horas en los despachos del grupo municipal del PP en la oposición había sido clave para el ascenso del amigo de Alberto Núñez Feijóo en A Coruña. Desde la fecha en la que se conocieron las imputaciones, el 26 de diciembre de 2013, hasta que el alcalde, después de varias comparecencias y preguntas, lo apoya públicamente, el 9 de febrero de 2014, pasa mes y medio. "Eso es algo absolutamente anecdótico", respondía en una entrevista en este periódico, "lo importante no es cuánto tiempo ha tardado el alcalde en manifestar su apoyo público, sino cuánto ha tardado en manifestarme a mí su apoyo, que ha sido minutos. Ese tiempo no me preocupa en absoluto".

El 24 de enero de 2014 Flores conocía por primera vez en persona a la juez instructora de la Pokemon, en un duro y largo interrogatorio en el que el concejal comenzó con tono plenario repitiendo a la magistrada el argumentario político de ruedas de prensa: que Vendex había perdido contratos con su Ejecutivo y que su área no tenía ninguna vinculación con la empresa. Pero De Lara quería que el camino fuese otro y aplicó un intenso marcaje, haciéndole escuchar conversaciones grabadas con Tutor, en la que le aportaba nombres, según la magistrada, para que fuesen contratados. "No me consta haberlo hecho", "no recuerdo haber hablado con ese señor", "de verdad que no me reconozco en esa conversación ni recuerdo haber tenido esa conversación". Fueron las negativas reiteradas de Flores, que le perseguirían en meses posteriores y que acabó achacando a problemas técnicos en el juzgado de Lugo.

El papel de A Coruña en la Pokemon, que enturbió la supuesta placidez que la mayoría absoluta le iba a dar a Negreira durante su primer mandato, también incordió, junto a la rama santiaguesa, al Gobierno gallego, cuyo presidente se vio obligado a responder en reiteradas ocasiones por la situación que se estaba viviendo en la ciudad y por la parte del sumario que llegó a los medios de comunicación. Y así, las presiones sobre el regidor para que Flores no formase parte de la lista si seguía imputado no llegaron únicamente de las filas de la oposición, sino también de la cúpula del PP.

En el pleno de abril, el penúltimo del mandato, EU-Os Verdes le preguntaba al alcalde, Carlos Negreira, sobre un último auto de la magistrada, en el que apuntaba que Negreira tenía "conocimiento y consentimiento" de los posibles enchufes en Vendex. Fue Flores quien tomó la palabra, en un alegato final de autodefensa frente a las sospechas vertidas por la investigación y la oposición "y sus altavoces", a los que definió cómo "jauría" y "personajes de variados pelajes que defienden las libertades ciudadanas de cara a la galería y a la vez despellejan con crueldad a una persona que no ha sido juzgada". Auguró que acabará saliendo limpio de este proceso, como le ha pasado a los concejales de Santiago y a Paula Prado.

Si hasta la semana pasada el alcalde evitó confirmar si su número dos iría en la lista, ha sido el propio teniente de Alcaldía quien anunció su marcha, este domingo en una entrevista en La Voz de Galicia. Flores, que no atendió ayer las llamadas que le hizo este periódico, presentó su marcha como una decisión personal por haber visto disminuida sus fuerzas e ilusiones, por las peticiones de su familia y con el objetivo de recuperar tiempo para los suyos y defender "su honor".