La galería Xerión inaugura hoy a las 20.00 horas 31 rostros de mujer, la primera exposición comercial póstuma de la obra del pintor Felipe Criado, fallecido a los 85 años en 2013. Las obras, organizada a partir de sus notas manuscritas por la entidad Legado Felipe Criado, que custodia su memoria, fueron pintadas por el artista en 2004 y él mismo dejó concebida que debía exponerse "como una unidad".

Aunque la exposición no muestra 31 rostros sino 27, pues cuatro de cuadros ya se han vendido, su hilo temático sigue intacto: todos son retratos de mujeres en pequeño y mediano formato. Todas las retratadas tienen nombres propios inspirados en el mundo clásico, y su título está en latín: Ego sum Silvia, Ego sum Sabina o Ego sum Alejandra puella son algunos de ellos. El hijo mayor del pintor, que comparte nombre con su padre y habla en nombre de Legado Felipe Criado, explica que el latín es un "homenaje"a Mercedes Boado, esposa del artista, madre de sus hijos, latinista de profesión y que estará presente en la inauguración, en la que sorteará un cuadro. Completan la muestra otros tres óleos de gran formato, pintados entre 1992 y 2004 y que no se centran en el rostro de la mujer pero no en lo femenino, "como no podía ser de otra forma".

La figura femenina es una "constante" en la obra de Criado, que mediante ella expresa "la sensibilidad, el amor, el cariño"o incluso la música y el mar. Pues, para el pintor, el cuerpo de la mujer fue siempre la herramienta para hablar del universo, y, según dejó escrito en un breve texto para explicar lo que había querido expresar con el rostros femenino, la mujer es "el indispensable mortero de todo lo humano", que "no sólo alumbra sino también ilumina".

La serie, con una unidad temática y visual muy clara, se caracteriza por su colorido y su gran vocación decorativa, que, considera su hijo, "va a sorprender" a los conocedores de la obra de Criado. Los rostros y las poses nacieron de la imaginación del artista, pues, según explica su primogénito, "mi padre quizás pasó cincuenta años sin pintar modelos reales, salvo las contadas ocasiones en las que algún cliente lograba convencerlo para que le hiciese un retrato".

Parte del precio de las obras que se vendan, que en los cuadros de pequeño y mediano formato oscila entre los 1.200 y los 2.000 euros, irá destinado a financiar la perpetuación del legado del pintor a través de diversas iniciativas. Porque "un artista se sigue explicando a través de su obra", incluso cuando ya ha fallecido, pues es parte del patrimonio de la sociedad a la que perteneció, y porque su familia quiere mantener el valor de las obras que poseen los "centenares de clientes que acabaron siendo sus amigos". Uno de los proyectos es una exposición itinerante de los cuadros pintados en los últimos años del artista, entre ellos la serie de Santander. Felipe Criado vivió casi toda su vida en A Coruña y lamentaba que por su nacimiento en Gijón no se le considerase un artista gallego, pero vivió en su infancia el bombardeo de Santander en la Guerra Civil y le dedicó una serie de obras "muy querida para él" que no se encuentran a la venta. Este año la muestra viajará a la universidad de Santiago y a Lugo. Y otra de las obras de Felipe Criado puede verse estos días en la sede coruñesa de Afundación: en la exposición solidaria para recaudar fondos del Proxecto Home, una iniciativa que el pintor apoyó durante décadas.