Los políticos relativizan siempre las encuestas ante los micrófonos pero los sondeos, el querer anticiparse a lo que va a pasar, siempre son importantes para ellos. Carlos Negreira conocía, una semana antes de ganar las elecciones en 2011, que solo una hecatombe le arrebataría la Alcaldía. En abril de 2005, Francisco Vázquez también quería saber. Faltaban dos años para las elecciones, a las que finalmente no se presentaría por su traslado diplomático a Roma. Desde el Concello se encargó un sondeo para saber a quién votarían los coruñeses, entre otras preguntas, como qué debería hacerse con la obra del Papagayo y si eran suficientes los pisos de protección oficial de Eirís y Novo Mesoiro.

Polémica abierta. La oposición no podía dar crédito a que se encargase la encuesta, realizada por Sondaxe. El estudio incluía una cuestión en la que el entrevistado debía valorar de cero a diez a los líderes locales del PSdeG, el PP y el BNG: Francisco Vázquez, Fernando Rodríguez Corcoba y Henrique Tello, respectivamente. Contenía también epígrafes sobre servicios sociales, medio ambiente, tráfico y seguridad ciudadana y vial. Una de las interrogantes más contestadas fue la de a quién daría su voto el encuestado si el domingo siguiente hubiese elecciones para la Alcaldía.

Después de que LA OPINIÓN diese a conocer la noticia , el Gobierno local salió al paso alegando que las preguntas de tinte electoral se hicieron sin su permiso y que el encargo no incluía cuestiones sobre intención de voto. La empresa demoscópica justificó que había sumado este tipo de interrogantes para su uso particular.

El Partido Popular calificó la encuesta de "despilfarro", al tiempo que animó a los ediles socialistas del Ejecutivo vazquista a "patear los barrios y dejar los coches oficiales" para conocer la situación real de la ciudad. El Bloque, por su parte, se planteó si acudir a la justicia por una encuesta "indecente y punible". Los nacionalistas sostenían que era habitual que el Gobierno local usase recursos públicos con fines electoralistas.