El profesor de la Universidade da Coruña Antonio Izquierdo ha dirigido el proyecto Mareas de pluralismo, una investigación sobre la evolución de las religiones minoritarias en Galicia durante los últimos treinta años, que presentó ayer. Asegura que la democracia ha traído más pluralismo y que algunos conversos vuelvan a su religión. Los que profesan una fe diferente a la católica solicitan más facilidades para abrir centros de culto.

-¿Cómo está el mapa de religiones minoritarias en la ciudad y cómo se llegó a este punto?

-En A Coruña es donde más centros de culto tienen las minorías. En la ciudad hay 65 grupos religiosos, 39 de ellos activos.

-¿Cómo nace este proyecto que, finalmente, se plasma en un libro, Mareas de pluralismo?

-Recibimos el encargo de la Fundación Pluralismo y Convivencia para investigar el hecho religioso de las comunidades minoritarias en Galicia. El fin era documentar y contar la evolución del pluralismo religioso en los últimos 30 años, los lugares de culto, las comunidades que habían nacido, las que habían crecido, las que habían resurgido y, darles voz a los protagonistas

-¿Y cómo lo hicieron?

-Fuimos buscando en cada confesión religiosa dónde tenían su lugar de culto, cuáles estaban activos y cuáles no. Nos dimos cuenta de que era extraordinariamente móvil el censo y crecían rápidamente, pero también cerraban y se iban a otro sitio con la misma velocidad.

-¿Y por qué investigar esto?

-Este encargo creo que viene porque hay una doble crisis cultural. Por un lado está la crisis de las grandes religiones, que la tenemos muy presente y otra, que se reconoce menos, pero que es la crisis que tenemos los laicos. La crisis de ese laicismo racionalista, racional e ilustrado, ha quedado muy empobrecido en los últimos decenios y ha llevado a tener solo un valor, que es el del dinero que tenemos.

-¿Y los resultados?

-Un 6% de los gallegos admite confiar en religiones minoritarias, a parte están los agnósticos, los laicos y los que profesan la religión católica. Este 6% se convierte en un 30% entre los que tienen estudios universitarios y este 30% es un 42% cuando hablamos de menores de 30 años. Los más informados son más plurales y los más jóvenes son también menos intensos en sus creencias, tienen una práctica más débil.

-¿Cómo resurge la fe?

-El pluralismo religioso ha venido, sobre todo, por el retorno y por los descendientes de los emigrantes, también por la tradición, porque existía pluralismo religioso, aunque no hubiese tantas confesiones como ahora. Los que resurgen tienen impacto sobre los que ya estaban aquí y que no han venido ni tenían esa tradición, que son los conversos.

-¿Y la inmigración cómo afecta al asentamiento de estas religiones minoritarias?

-La inmigración está compuesta de los que retornan y de los que han nacido fuera. La influencia de la inmigración ha sido fundamental para ampliar el abanico, para que sean más comunidades y para que sean más fuertes y ayudó a que resurgiesen algunas personas que hasta entonces tenían su fe oculta. La transición migratoria ha venido acompañada de la eclosión que ha propiciado la transición democrática, al haber más democracia hay más pluralismo y más migración.

-¿Cómo vivían su fe en el franquismo las personas que pertenecían a confesiones minoritarias?

-Había una cierta tolerancia por parte de la iglesia católica según cuál fuese la religión. Había más diálogo interreligioso que entre las religiones y las instituciones. Había ciertas permisividades y practicaban en casas.

-¿Y ahora?

-Aún es difícil que puedan abrir cultos porque muchas veces se encuentran con la resistencia de los vecinos y también con la normativa urbanística, que no está pensada para ello. Les piden unos permisos y unas salidas de emergencia que son más propias de una discoteca que de un lugar de culto. Ha habido también permisividades sociales. De 17 lugares de culto que había hace 25 años en toda Galicia ahora tenemos 247. El crecimiento está siendo rápido y se concentra en la provincia de A Coruña y en la de Pontevedra.

-¿Por qué?

-Porque tienen ciudades más grandes y con más habitantes y porque era más fácil que llegasen inmigrantes y también eran lugares más anónimos.

-¿Qué demandas tienen los vecinos que practican una religión minoritaria?

-Que se cumpla la ley, que se reconozca que existen y su derecho al culto, para ello piden una normativa más adecuada, que se habiliten cementerios. Los musulmanes tienen que recorrer 400 kilómetros o pagar 7.000 euros para repatriarlos. Si es más de uno, mejor y que se habilite su acceso a los centros sanitarios y penitenciarios para poder practicar el culto con los enfermos y los presos. Piden también que se recupere el patrimonio expoliado y reivindican el acceso a la educación y profesores de su religión.