Aunque todavía no han tomado posesión como nuevo Gobierno, algunos de los futuros concejales de la Marea Atlántica ya han tenido que asumir el rol de interlocutores institucionales para conocer de cerca el conflicto que enfrenta a la Compañía de Tranvías de A Coruña con su comité de empresa. El encuentro, al que asistieron el martes Daniel Grandío y Xiao Varela, sirvió como toma de contacto ante la que será una de las áreas de gestión prioritarias de la Marea y a la que se quiere dar un giro de 180 grados en los próximos cuatro años: la movilidad.

El autobús urbano, precisamente, ocupa un papel central en el planteamiento que esboza la candidatura en su programa. La Marea apuesta por una reordenación de las rutas de bus para mejorar la conexión con las principales áreas generadoras de movimiento, como los polígonos industriales y barrios nuevos como Novo Mesoiro, con el fin de que el transporte público se convierta en la principal alternativa para desplazarse. La clave para lograr este objetivo, entienden, es aumentar la velocidad media de los buses y reducir sus tiempos de tránsito, para lo que prevén instalar carriles exclusivos para el autobús y combatir el aparcamiento indebido en las paradas.

El carril bus fue, en calles como San Andrés, una de las apuestas del gobierno de coalición de PSOE y BNG, aunque finalmente fue retirado por el Ejecutivo del PP tras la oposición manifestada por comerciantes de la zona. Aunque desde la Marea han mostrado su voluntad de retomar este modelo, todavía no han definido en qué calles concretas se implantará.

Tendrá que lidiar el nuevo gobierno con el sistema de Vía Prioritaria de Vigilancia que implantó el Ejecutivo conservador para substituir al carril bus. En algunos tramos a los que se extendió esta vía especial, como a General Sanjurjo, no se instaló el sistema de cámaras que debería controlar las posibles infracciones. El sistema también quedó en entredicho cuando, nada más ponerse en marcha, la Policía Local solo sancionaba el 20% de las faltas detectadas a través de la videovigilancia.

Para el transporte interurbano, también recogen en su programa la creación en Alfonso Molina y en la Avenida del Ejército de dos intercambiadores que permitan descentralizar más allá de la estación de buses los puntos de intercambio entre el transporte público de la ciudad y las líneas metropolitanas.

También pretenden que sean objeto de revisión las tarifas fijadas por la Compañía de Tranvías. La Marea entiende que la actual concesión supone un gran beneficio para la empresa adjudicataria, teniendo en cuenta que anualmente ingresa del Concello 9,7 millones de euros por las subvenciones de los billetes y que en 2013 presentó un beneficio líquido de 3,5 millones de euros.

La potenciación del uso de la bicicleta es otra de las grandes promesas en materia de movilidad. Parte de las medidas que incluyen en su programa ya han sido aplicadas en ciertos barrios de la ciudad, como la señalización y conversión de ciertas calles en zona 30. Las señales de limitación de velocidad y de tránsito recomendado para bicis ya se pueden ver, por ejemplo, en ciertos tramos de la Sagrada Familia o el Agra do Orzán. Se desconoce, eso sí, por dónde discurrirán los nuevos carriles prioritarios para circulación de bicicletas, algo prácticamente restringido hoy en día al paseo marítimo y a un tramo de la avenida Pablo Picasso.

El Gobierno de la Marea, si finalmente llega a constituirse, también tendrá que gestionar la cesión de terrenos para la construcción del carril bici provincial que, impulsado por la Diputación provincial, aspira a convertirse en el más de grande de Europa con 78 kilométros de distancia atravesando varios de los municipios del área metropolitana. La última noticia que se tuvo de este proyecto fue en marzo, cuando se anunció que las obras comenzarían en Culleredo, con el fin de conectar su red ciclista con la de A Coruña y Cambre.

Pero la Marea también afrontará otras infraestructuras ya comprometidas por el anterior Ejecutivo de Carlos Negreira. Un ejemplo es la finalización del carril bici entre el Campus de Elviña de la Universidade da Coruña y la ciudad, hasta la avenida de Pablo Picasso. Aunque menos avanzado en su desarrollo, otro gran proyecto de movilidad es el aparcamiento disuasorio de Lonzas, cuya construcción ya sacó a concurso la Xunta por 700.000 euros a inicios de este año. La infraestructura, que se ubicará junto a la glorieta de conexión de la tercera ronda con la ronda de San Cristóbal, contará con más de 170 plazas de aparcamiento y busca favorecer el uso del transporte urbano.

Precisamente, la instalación de este tipo de aparcamientos en puntos estratégicosde la ciudad, previo consenso con otros municipios de la comarca, es otra de las intenciones que se recogen en el programa de los de Xulio Ferreiro.