El Arquivo do Reino de Galicia custodia los originales del proceso judicial abierto a Manuel Blanco Romasanta, el famoso lobishome de Allariz. Buena parte de esa documentación se recopila en el facsímil A causa contra Manuel Blanco 'O home lobo', editado por la Consellería de Cultura. Se trata del único caso por licantropía conocido en la historia de la Justicia española.

"Pretende que en algunas temporadas tiene la desgracia de convertirse en lobo y entonces, contra su voluntad, se ve obligado a desgarrar a su prójimo con uñas y dientes", consta en esta reseña de la causa que era cómo explicaba Manuel Blanco Romasanta sus actos, entre ellos los nueve asesinatos por los que fue condenado.

La extensa reseña publicada en 1859 por el abogado defensor de Romasanta, Manuel Rúa Figueroa, viene en esta edición acompañada de varios artículos y de un mapa de la Carta Geométrica de Domingo Fontán de la zona de Ourense donde ocurrieron los hechos. También se incluye un CD con el expediente judicial completo junto con varios textos y material audiovisual acerca de la causa.

La villa de Allariz, que en los últimos años ha trascendido fronteras debido a la restauración de su casco antiguo, reconocida y premiada internacionalmente, alcanzó la fama a mediados del siglo XIX por motivos bien diferentes. El juzgado alaricano fue el encargado de instruir y juzgar en primera instancia la causa de Romasanta, por haber ocurrido los nueve asesinatos de los que se le acusaba en su territorio jurisdiccional, aunque el proceso fue llevado a puerto por la Audiencia Territorial de A Coruña, sucesora de la Real Audiencia de Galicia, de la que dependía el partido de Allariz.

Desde el punto de vista jurídico, el caso tuvo lugar en pleno "período de luces y sombras" para el derecho penal, con sucesivas reformas resultado de la lucha llevada a cabo por los liberales desde principios de siglo, según expone en un artículo de esta edición el presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, Miguel Ángel Cadenas, que ayer presentó la obra en el Arquivo do Reino de Galicia con el secretario xeral de Cultura, Anxo Lorenzo.

En otro de los artículos editados junto con el facsímil, la directora del Arquivo, Carmen Prieto, que también participó en la presentación, destaca la importancia de los fondos del Arquivo Real de Galicia, heredero de la Real Audiencia de Galicia y de la Audiencia Territorial, para conocer la historia moderna y contemporánea gallega.

La directora del archivo también señala la gran difusión de la causa, de la que se realizaron más de 7.000 copias en papel y casi 6.000 copias digitales desde el año 2003. Tras ser "olvidada" en las décadas finales del XIX, fue recuperada por Vicente Risco en su discurso de entrada en la RAG, e inspiró estudios, novelas, documentales, películas y ocupó gran cantidad de espacio en periódicos, blogs, radio y televisión.

El desenlace del caso

El acusado, condenado primero a pena de muerte, fue indultado por la reina Isabel II después de que ésta recibiese varias cartas. Una la enviaba el compostelano Manuel Rúa Figueroa, abogado del acusado, y se basaba en que la única prueba para imponerle ese castigo era su propia confesión, ya que no había rastro de los cadáveres. De Rúa Figueroa se tienen pocas referencias, varias de ellas aludiendo a su trabajo como defensor de los pobres. Otra de estas cartas, enviada desde la Universidad de Argel, estaba firmada por un tal Mr. Philips, pseudónimo que se cree que escondía la identidad de un hipnotista francés que quería estudiar científicamente a Romasanta por considerar que este sufría de licantropía. Según los trabajos más recientes, se apunta a que el acusado podría sufrir un trastorno de personalidad o estar bajo los efectos de alucinógenos.

Finalmente, tras el indulto real, Romasanta cumplió cadena perpetua hasta que, según afirman las últimas investigaciones, un cáncer de estómago acabó con su vida en un penal de Ceuta, en diciembre de 1863. Sin embargo, el halo de leyenda que envuelve la vida de Romasanta también alcanza su muerte. A día de hoy no se sabe con certeza dónde descansan sus restos.