La idea de meterle mano a Alfonso Molina lleva rondando varios años los despachos de María Pita y del Ministerio de Fomento. El plan general que el Concello -entonces con el PSOE en la Alcaldía- le encargó al urbanista catalán Joan Busquets recogía también una idea muy marcada de cómo debería ser el espacio en el futuro. No hablaba el arquitecto de poner más carriles para que los vehículos pudiesen pasar a más velocidad, sino que abogaba por devolver a la avenida el sentido de su nombre.

"Alfonso Molina era no hace muchos años una avenida, ahora es más una autovía. Es fácil reconvertir este espacio de la ciudad, en el que, por supuesto, habrá coches pero también más árboles y una vía para bicicletas", explicaba a LA OPINIÓN el padre del nuevo proyecto urbanístico de la ciudad en diciembre de 2008.

El concejal de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda, Xiao Varela, explicó el pasado miércoles que la intención del Gobierno local no pasaba "por ampliar" el vial, sino por acometer obras destinadas a "dulcificar" el espacio así como a convertirlo "en una carretera, más que en una autopista". No en vano, Marea Atlántica, llevaba en su programa electoral la apuesta por el transporte público, también de la bicicleta y la conexión de la ciudad con el área metropolitana.

El documento de Joan Busquets hablaba de algo semejante, de actuar en el espacio comprendido entre Ponte da Pedra y San Vicente de Elviña. Sobre el papel, Busquets hablaba de la supresión de los supermercados Carrefour y Lidl y la transformación del concesionario de Seat en un equipamiento público. Y es que el proyecto del urbanista tenía como objetivo convertir a la que entonces era la principal carretera de entrada y salida de la ciudad, ya que todavía no había empezado el funcionamiento de la tercera ronda, en una vía de urbana a partir de la conexión con la autopista, como un complemento del campus universitario y del recinto ferial.

Sobre la mesa ponía Busquets ejemplos como la Castellana o la Diagonal de Barcelona para demostrar que era posible entender de una manera diferente el urbanismo en Lavedra.

"En Madrid, la Castellana era casi una autopista en medio de la ciudad y ahora se ha transformado. Efectivamente, Alfonso Molina es el final de la autovía que casi llega al puerto. Hay que cambiar esto y hay muchos buenos ejemplos", decía Busquets, en declaraciones a LA OPINIÓN.

Para conseguir este objetivo de "redefinir" Alfonso Molina hasta que se pareciese más a cómo era veinte años atrás que a cómo es en la actualidad, Busquets planteaba la necesidad de poner semáforos y de habilitar nuevas zonas verdes a lo largo de la avenida. Se apoyaba también en la apertura de la tercera ronda y en su enlace con Alvedro para liberarla de tráfico.

"Ligar la tercera ronda con la carretera al aeropuerto posibilitará un funcionamiento más equilibrado , de forma que, si se corta un tramo no se formen atascos", explicaba en la presentación del proyecto Joan Busquets.

Esta hoja de ruta choca con la propuesta del exalcalde, Carlos Negreira, y su partido, el PP, de ampliar Alfonso Molina con dos carriles de 2,5 kilómetros, que fue planteada por el Ministerio de Fomento.