La previsible ampliación durante 15 años más de las concesiones que poseen dos empresas situadas en el muelle de San Diego añadirá condicionantes al proyecto de la Autoridad Portuaria de vender terrenos libres de uso para financiar las obras de punta Langosteira. Si finalmente en los próximos años el Puerto pone en marcha esta operación inmobiliaria para hacer frente a la enorme deuda que soporta por la construcción de la dársena exterior, tendrá que indemnizar a las compañías que dispongan de autorización para permanecer allí, lo que reducirá el beneficio que pretenda obtener con la venta.

El Plan Busquets, la iniciativa presentada en 2006 para la urbanización de los muelles de la ciudad que quedarán liberados, califica al muelle de San Diego como el que "ha de contener la mayor parte del programa previsto en el convenio", en alusión al acuerdo entre las diferentes administraciones para financiar las obras del puerto exterior, y justifica esta elección por su superficie -182.700 metros cuadrados-, así como por su "posición urbana dotada de muy buena accesibilidad". Estos factores harían posible para Busquets la "creación de una cantidad notable de viviendas" que a su juicio se convertiría en un "nuevo barrio".

Cuando el urbanista catalán presentó su proyecto en A Coruña mediante una exposición, las maquetas y planos exhibidos mostraban el actual muelle de San Diego ocupado por un numeroso grupo de inmuebles, aunque tanto Busquets como el Gobierno local de la época eludieron detallar entonces qué edificabilidad preveía darse a estos terrenos. El Plan General de Ordenación Municipal, elaborado también posteriormente por Busquets, autoriza la construcción de edificios de 6 plantas en esta zona, aunque excepcionalmente podrán ser de hasta 10 en algunos lugares.

Estas premisas harían en principio de San Diego uno de los pilares de la financiación de Langosteira, ya que las grandes compañías inmobiliarias podrían pujar por el terreno ante las perspectivas de levantar en el mismo un buen número de edificios por los que cabe esperar una aceptable demanda, ya que a su proximidad al mar se une su posición estratégica en la ciudad con relación a zonas comerciales y vías de acceso. A ello se une que el Ministerio de Fomento trabaja ya en el proyecto de la nueva estación coruñesa de mercancías, que se situará entre Pocomaco y Vío, lo que dejará también libres los terrenos de la terminal de San Diego y abrirá aún más toda esta zona hacia el casco urbano.

Propuestas

Pero Puertos del Estado recibió ya las propuestas de dos empresas asentadas en San Diego, Cementos Tudela Veguín, con dos instalaciones en este muelle, y Frigorífica Botana, para alargar sus actuales concesiones, que expiran al cabo de 35 años, hasta los 50 que permite el cambio legal aprobado recientemente por el Gobierno central.

En el caso más que probable de que se les conceda la autorización para continuar en San Diego 15 años más, el Puerto deberá compensarlas, del mismo modo que lo hará con Repsol Petróleo tras el acuerdo alcanzado para su traslado anticipado a punta Langosteira, que establece el abono de casi 24 millones de euros a lo largo de 15 años. La salida de la compañía energética de sus actuales instalaciones portuarias dejará libre una gran superficie de terreno, 98.000 metros cuadrados, cuyo destino aún se desconoce pero en el que Busquets también proyectaba la construcción de viviendas, y cuya prolongación natural es el muelle de San Diego.

Algunas de las actividades que se desarrollan en este espacio se trasladarán a Langosteira, ya que los principales operadores del puerto han iniciado ya allí su instalación, pero, lejos de seguir esa tendencia, otros no solo permanecen en esta ubicación, sino que pretenden prolongar su estancia, como es el caso de Cementos Tudela Veguín y Frigorífica Botana.