Para los comerciantes de la Ciudad Vieja, la Feira das Marabillas, que llenó la pasada semana las calles del barrio de puestos, visitantes y eventos medievales, es un balón de oxígeno para su sector, dentro de un contexto difícil. Para los vecinos, que piden una ubicación alternativa, supone siete días en los que las aglomeraciones dificultan salir a la calle a las personas mayores y con problemas de movilidad, y ponen en peligro la seguridad.

La presidenta de la asociación de vecinos del barrio, Rosa Quiroga, considera que la feria "tiene más ventajas que inconvenientes", pero aún así ve déficits "preocupantes". El principal es el problema de la seguridad. "Hay mucha afluencia de gente y la aglomeración y número de puestos es excesivo", señala Quiroga. La líder vecinal, que admite que este año hubo menos tenderetes y se "corrigieron" algunos fallos de seguridad, apuesta por buscar una localización alternativa para la fiesta.

La afluencia de gente y la prohibición de acceder con vehículos a la Ciudad Vieja, cree Quiroga, se queda en una "molestia" para la mayor parte de los vecinos, ya que el sistema de aparcamientos periféricos "funcionó relativamente bien" pero se convierte en un handicap para la gente mayor o con problemas de movilidad. Una vecina, en concreto, "solo puede salir de su casa en coche". No ha habido quejas importantes, eso sí, por los ruidos y desperdicios, puesto que los puestos "han sido muy respetuosos". La líder vecinal también echa en falta actividades que hagan referencia a la historia de la ciudad.

Para el presidente de la Asociación de Comerciantes de la Ciudad Vieja (Aceca), Adolfo López, la feria medieval, que organiza la entidad que preside, es necesaria para una zona que "necesita revitalizarse comercialmente" y en la que la actividad en determinadas épocas del año es "deprimente". López considera que las afirmaciones sobre la falta de seguridad del evento se deben a "falta de conocimiento" y defiende que crea entre 600 y 700 empleos en la ciudad, once de ellos a través de una bolsa de trabajo para vecinos del barrio.

Aunque este año se calcula una afluencia de público similar a la de otros, entre 180.000 y 200.000 visitantes, en esta edición hubo entre 30 y 40 puestos menos que en 2014, sobre una cifra final que ronda los 190. López cree que este descenso es "conyuntural", pero admite que hace "más complicado" cubrir los gastos de un evento que aumentó sus actividades en 2015. Aunque considera que aún es temprano para hablar de cifras, López, considera que la feria dio este año superávit, como en sus veinte ediciones anteriores, aunque actualmente se autofinancia y en el pasado el Concello hacía aportaciones "importantes". El líder de Aceca, que defiende que la feria debe seguir celebrándose en el casco histórico, señala que de haber déficit la Feira das Marabillas debería desaparecer.

Este año el Ayuntamiento ha creado una comisión de garantías, participada por las concejalías de Cultura, Mobilidade, Participación, Medio Ambiente e Igualdade, una sección de seguridad conformada Protección Civil, la Policía Local, Tráfico y los bomberos, y otra ciudadana, con representantes de Aceca y la asociación vecinal del barrio. Los participantes en la comisión recogerán las quejas y problemas ocasionados por la feria, elaborarán informes y los debatirán en la primera reunión de la comisión "en los próximos días", según fuentes del Ayuntamiento. En posteriores ediciones de la Feira das Marabillas, no se descarta que la comisión se reúna anteriormente al evento, y no solo a posteriori.