El español Juan Zelada, antiguo telonero de Amy Winehouse, interpreta hoy su mezcla de blues y soul en un concierto gratuito a las 21.00 horas ante el Playa Club patrocinado por Estrella Galicia. En él presentará los temas de su álbum Back on track, publicado este año.

-¿Qué aportó Carlos Jean, el productor de este nuevo disco?

-Coincidimos en muchos estilos dentro de la música negra, pero luego le da más pegada, añade loops, electrónica? Pero sin desvirtuar el tipo de artista que soy o las canciones que me gusta componer.

-¿No le asustó un poco incluir sonidos electrónicos?

-Sí, la verdad es que los siete años que llevaba con mi nombre hacía música de grabaciones muy orgánicas? A Carlos le traía la idea de la canción y la íbamos montando, a veces por capas, a veces de tocata con los músicos. Sin ponernos barreras con respecto a la música electrónica, que, para bien o para mal, conlleva muchísimos prejuicios. Carlos hace música electrónica como aportación artística-musical. Hay todo tipo de artistas que la han incorporado de forma novedosa a su música sin desvirtuarla.

-¿Cómo empezó su conexión con la música anglosajona?

-Tuve la suerte de viajar al extranjero de pequeño, combinado con que la colección de vinilos de mi padre era de música americana de los sesenta y setenta. Tuve la oportunidad de ir con una beca a la escuela de música de Paul McCartney, y me puse a tocar en Liverpool y Londres. Allí era uno más, no un españolito que aterrizaba en Londres con la idea de triunfar.

-En 2014 viajó como mochilero por Latinoamérica.

-Quería un tiempo para buscar nuevas influencias. En tiempos de más fragilidad, cambios y transición es cuando suelen surgir cosas más interesantes. Mucha gente me ha reprochado que no me fuera a Nashville o Nueva Orleans, pero decidí ir a las Américas por la musicalidad de Brasil, Argentina, Uruguay? La música les sale por los poros. Back on track no es ni muchos menos un disco latino, pero sí que tiene influencias e incluso colaboraciones, como la de las argentinas Fémina.

-Compuso para otros. ¿Aporta ponerse en el lugar del otro?

-Sí. Ahí la gran virtud es ceder tus impulsos e intuiciones musicales y complementarlas con las del otro. Suelen surgir cosas muy interesantes, porque haces una corrección constante de tus manías o defectos o sacas de ellos una virtud.

-Back on track

-Sí, sí. Lo busqué en Google y es la traducción que hace. Me hace bastante gracia porque esto es banda nueva, proyecto nuevo, vida nueva, y encaminarme a ese picar piedra que es la industria musical española, con lo que conlleva cantar en inglés. Vas abriendo público por pura convicción y la credibilidad que demuestras en los directos.

-En los conciertos, ¿qué espacio le deja a la improvisación?

-No hago una lista de temas y lo dejo a ver cómo está el ambientillo, ir rompiendo el hielo y viendo cómo se siente el público. Eso es una parte de la improvisación, el hilo narrativo con el público. Luego, siempre dejamos huecos bien abiertos para el público interactúe con nosotros o no. A los músicos siempre los tengo ahí, pendientes de qué viene ahora y qué sorpresa nos espera. Estos días en Galicia también será interesante tocar alguna versión de rhytm and blues, pero con una vuelta de tuerca.

-¿Cómo es la vuelta de tuerca?

-De repente estás empezando una canción tuya, que tiene una cadencia similar a una antigua, y haces una transición a un tema mítico de los 60, o a una canción más conocida, dándole tu toque.