Hay gente que tiene un celo profesional fuera de lo común y que lo lleva hasta el extremo de dejar solos en la cancha a los dos equipos de peñas coruñesas cuyo partido amistoso arbitraba el pasado domingo. Cuando los jugadores le pedían explicaciones sobre lo que pitaba, el colegiado respondía con el número del artículo del reglamento en lugar de con el tipo de infracción cometida, lo que dejó estupefactos a los futbolistas. Al reclamarle que fuera más explícito, el trencilla les reprochó que no se supieran de carrerilla las normas y decidió abandonar el campo antes de concluir el encuentro, con una indignación fuera de toda duda.