Los técnicos encargados de fabricar el montaje de Il Trovatore se encontraron con un desafío, una cruz que aparece en el escenario en uno de los actos. Tuvieron que construirla en metal y, después, forrar su estructura con la misma madera de contrachapado con la que fabricaron el resto del decorado. Para el traslado al Palacio de la Ópera hubo que desmontarla y volver a ensamblarla. El espectáculo se completa con el alquiler del vestuario a una empresa que ha trabajado en otras producciones como las series Vikingos, Alatriste, Isabel o Cuéntame. Ya en 2009, la asociación Amigos de la Ópera se enfrentó a un reto similar, con I Puritani, y esperan que el hecho de hacer un montaje diferente a los que se han construido hasta ahora sea un reclamo para poder adaptarlo a otros teatros y otros escenarios y exportar talento desde A Coruña.