La investigadora coruñesa Vanessa Valdiglesias, de 35 años, acumula premios por su trayectoria, pero todavía persigue su sueño de trabajar en A Coruña. Asegura que en el extranjero lo tendría muy fácil, al igual que todos los compañeros de su nivel. De hecho, la gran mayoría ha emigrado. Ella, sin embargo, se niega a abandonar su ciudad. Al menos, mientras pueda.

-¿Qué significa conseguir el premio de la Sociedad Europea de Genética y Mutagénesis Ambiental?

-Una alegría muy grande. Es una inyección de energía porque en esta carrera las cosas están complicadas. Desgasta mucho. Llevo muchos años peleando por un puesto en A Coruña y estaba un poco débil y desgastada. Te da moral porque comprendes que si no sale no es solo por ti. Yo soy de A Coruña de toda la vida y mi objetivo siempre fue quedarme aquí. Si al final me tengo que ir, me iré. A ver si el premio me da otras oportunidades. De momento, tengo un contrato temporal de nueve meses.

-¿Qué destacaría de su trayectoria?

-Lo bueno es que he tocado muchos campos dentro de mi área. Creo que eso es lo que convenció y gustó en Europa. Analicé selenio, que es un compuesto de la dieta; nanopartículas; y toxinas marinas, que en Galicia la costa está muy afectada. En todas he tenido éxito y buenos resultados.

-¿Cuál es el mejor proyecto que ha realizado?

-En los tres -selenio, nanopartículas y toxinas marinas- tuve éxito. En el análisis de selenio obtuve un premio de la Real Academia Gallega de Ciencias. En líneas generales, consistía en analizar los efectos negativos, a nivel genético, que tienen para la salud algunas sustancias a las que estamos expuestos. El estudio demostró que el selenio tiene un efecto protector para las células. Es muy apasionante. En nanotecnología también recibió el proyecto, no yo como investigadora, un premio nacional. En todos he tenido suerte o lo he hecho bien.

-¿En qué situación está la ciencia en España?

-Mal es poco. Está muy negro. Estamos muy preparados y muy formados, pero no hay salida. Los que están arriba ya están posicionados; y los de abajo ya escuchan lo que hay y se organizan de otra forma. En lo que más recortan es en personal. No sé si no se dan cuenta de que los proyectos no se hacen solos. Lo que están provocando es que personas de mi nivel se vayan fuera. Estoy peleando mientras me queden fuerzas porque me gusta A Coruña y quiero quedarme.

-Ha trabajado en laboratorios de Reino Unido, Italia, Polonia, India o Chile. ¿Qué le han aportado?

-Las experiencias han sido muy buenas. Cada uno tiene su manera de trabajar y de hacer las cosas. A nivel personal, también muy bien. Sigo en contacto con los investigadores de todos esos centros y eso me enriquece.

-¿Están en esos lugares mejor que en España?

-En Italia las cosas también están muy complicadas. En Inglaterra o Alemania, muy bien. No tienes problema de nada. Fuera un investigador de mi trayectoria no tendría ningún problema. Es triste, pero es la verdad. Lo que nos distingue a los españoles es la formación, es muy valorada fuera. Tenemos mucha más formación que los demás. Lo noté en todos los sitios. Se nos valora mucho. Estamos muy preparados porque la carrera es larga, competitiva y dura. Si no quieren que nos quedemos, no sé por qué malgastan el tiempo y el dinero en formarnos. Todo el mundo está fuera. Tienes un sueldo muy digno, de acorde a tu formación, estabilidad, puedes compaginar la vida laboral y familiar... Nos dan mil vueltas.

-¿Qué consejos les daría a los que empiezan?

-No les voy a decir que no se metan en esto porque yo adoro lo que hago. Tiene muchas cosas buenas, pero que se metan sabiendo lo que hay. Tienen que pelear mucho, ser muy constantes y van a necesitar la ayuda, no solo moral, también económica, de la familia. Sin apoyos, a veces, es imposible. La verdad es que es muy bonito y apasionante. Si se quieren ir fuera, no van a tener problema, pero si se quieren quedar, van a tener que pelear mucho. Si no nos van a cuidar, que no nos empujen desde abajo. Hay muchos investigadores muy formados y no hay plazas.

-¿Qué sacrificios ha hecho?

-Lo más sacrificado fue trabajar en situación precaria, sin contrato, a media jornada... Lo de irme también me costó, pero hoy por hoy es una obligación. Me costó mucho porque tuve que posponer mi boda, mi maternidad... A nivel estudios me costó menos porque me gusta mucho lo que hago. Si estás en esto es por pasión, no por dinero. Dedicarle tiempo no me cuesta, no me parece tan sacrificado.

-¿Confía en que cambie la situación?

-A corto plazo lo veo difícil, pero espero que cambie. Que ayuden a los jóvenes y que hagan las cosas con un poco más de cabeza. A veces invierten mal lo poco que hay.