La Diputación y la Universidade da Coruña han llegado a un acuerdo para impulsar una residencia pública en la ciudad. Su sede estará en un ala del colegio Calvo Sotelo y contará, en principio, con cien plazas repartidas en habitaciones dobles con baño. Ambas instituciones prevén que las plazas se puedan ofertar ya a partir del próximo curso, es por ello por lo que los trámites se iniciarán "en las próximas semanas", según explicó ayer la vicepresidenta de la entidad provincial, Goretti Sanmartín.

Será la Diputación la que se haga cargo de la reforma de esta parte del edificio, que cuenta con dos plantas, así como de la obra para dotar de una entrada propia a la residencia. A pesar del cambio en esta parte del inmueble -que es de titularidad provincial- el Calvo Sotelo mantendrá tanto sus usos actuales, de imprenta, internado y centro de formación, como a su personal.

La cesión del edificio se hará efectiva por un periodo de diez años y, según explicó ayer el rector, Xosé Luís Armesto, existe la posibilidad de que se aumenten las plazas para universitarios si hay demanda, ya que el edificio tiene todavía más capacidad para habilitar habitaciones para estudiantes.

La Diputación desconoce todavía cuál será el importe de la reforma que se tendrá que hacer en el edificio aunque prevé que sea una obra "pequeña", ya que las instalaciones del Calvo Sotelo se usan todavía, aunque en menor medida de cuando fueron construidas. En el pasado albergaban a unos 400 internos mientras que ahora viven unos cincuenta jóvenes becados por la Diputación. Una de las reformas que la entidad provincial plantea es que la residencia tenga una entrada propia. Para ello hay tres posibilidades, aunque los técnicos no se han decidido todavía por una en concreto. Cuando lo hagan se conocerá el importe total de las obras.

Tanto la Universidad como la Diputación promoverán que la nueva residencia universitaria lleve el nombre de la maestra represaliada por el franquismo Elvira Bao, ya que nació y vivió a pocos metros del edificio de San Roque de Afuera. Atienden así a una demanda de la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, que fue quien puso este nombre sobre la mesa.

Armesto puso ayer el foco en que estas cien plazas de residencia serán de "gestión pública" y que tendrán "precios públicos", una de las exigencias de la Universidad que saldará, de este modo, una deuda histórica.

"Contribuirá a cohesionar y a hacer tejido social. Bajo nuestro punto de vista, es fundamental que los estudiantes se integren en la ciudad y que las actividades derivadas de los centros universitarios reviertan también en los vecinos que tendrán a su servicio las instalaciones y la programación propia de la residencia", explicó ayer Sanmartín.

Este modelo es el mismo que Diputación y Universidad aplicaron en el campus de Ferrol, en el que tampoco había residencia pública. A Coruña es la única ciudad universitaria de Galicia que no ofrece plazas públicas de residencia a pesar de haber cumplido este año un cuarto de siglo de vida.

El convenio se firmará "en las próximas semanas" y la Diputación constituirá una "comisión político-técnica" que hará un seguimiento de este proceso de conversión de un edificio que la diputada del BNG Goretti Sanmartín considera que está "infrautilizado". Para dar servicio a la residencia, la entidad universitaria contratará a personal propio. Con esta puesta en marcha, Armesto considera que se pasa "de cero a cien" y que es una solución "práctica y pragmática" después de que no se pudiese ejecutar la residencia en Elviña.