Un total de 1.129 investigadores están actualmente inscritos y realizando proyectos en la Universidade da Coruña. Según explica su vicerrector de Investigación e Transferencia, Ricardo Cao Abad, los proyectos científicos coruñeses puntúan en las evaluaciones externas con un "notable alto". También destacan por su buena integración en el tejido empresarial, y en los campos de las nuevas tecnologías, las ciencias básicas y de la salud y las ingenierías. Sin embargo, hay un punto débil: la falta de financiación pública y la "asfixia presupuestaria" que vive la Universidad.

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Cao entiende la mayoría de los proyectos han sido observados por la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva. Aún no están listas las notas de este año, pero en 2012, año en el que se evaluaron "casi todos" los proyectos de la UDC, la calificación media rondaba los 36 puntos sobre 50: un "notable alto". Este organismo, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, analiza para cada proyecto de investigación ámbitos como la emisión de publicaciones, la formación de investigadores, la transferencia de conocimiento a la sociedad o la internacionalización de los proyectos.

La UDC, explica Cao, destaca en una serie de campos en los que hay un "buen número de grupos muy competitivos": las tecnologías de la información y la comunicación (TIC); las ciencias básicas de la salud y las ingenierías. En el resto de áreas de conocimiento, como en el ámbito de la psicología y la interacción entre la persona y el ambiente, hay "algunos grupos importantes", pero la Universidad no destaca de la misma manera en estos campos.

Otra de las fortalezas de la UDC, considera Cao, reside en que, a pesar de ser una institución "mediana" en cuanto a tamaño, hay un número importante de grupos que realizan colaboraciones con el mundo de la empresa, algo que se produce "cada vez más". También es importante el número de investigadores que promueven empresas ellos mismos. Actualmente hay ocho empresas spin-off participadas por la UDC, y otras tres compañías asociadas a la institución académica.

Este intento de "realizar labores de transferencia" del conocimiento universitario a la sociedad no tiene un éxito homogéneo, según el responsable de investigación de la institución académica. Las conexiones empresariales se dan más en las TIC y en las ingenierías y menos en ciencias. Aunque hay "muchas" conexiones con compañías nacionales e internacionales, Cao explica que la relación con el tejido gallego "es una cosa a mejorar", y "podría haber muchas más" colaboración. Según el vicerrector, el motivo es que el tejido empresarial se compone mayoritariamente de empresas de tamaño mediano y pequeño, por lo que sus presupuestos no les permiten firmar contratos de transferencia. La excepción son las TIC, que llegan medianas y pequeñas compañías.

La búsqueda de financiación en el ámbito privado se ve propiciada, según Cao, por la "escasez" de fondos públicos para financiar investigaciones. El vicerrector advierte de que los contratos con la empresa privada solo financian un contrato concreto, de interés para la compañía asociada, pero no proporcionan "impulso investigador" a la institución académica. Cao señala que la financiación pública es "indispensable", pero recuerda que la UDC se encuentra en una situación de "asfixia presupuestaria" que restringe las posibilidades de aportar fondos a los investigadores. Al mismo tiempo, y desde hace años, van "menguando" los fondos de los Ministerios o la Xunta.

De los investigadores de la UDC, la mayoría, un total de 1.005, se integran en los 119 grupos de investigación. También hay 17 unidades, un formato más pequeño que no reúne los requisitos para constituirse y que agrupa normalmente a dos o tres investigadores. Estas unidades engloban a otros 81 científicos. Otros 43 son investigadores independientes, que trabajan individualmente.