Las empresas y los ciudadanos mantienen activa su participación en la lucha contra la pobreza. El presidente del Banco de Alimentos Rías Altas, Luis Camba, admite que en los últimos meses se ha registrado un "aumento de la necesidad", como demuestra que cada vez más gente reciba ayuda y asistencia. Camba cree que esta situación se debe a la "pérdida de ayudas" que sufren los desempleados de larga duración. En su opinión, la recuperación económica no significa una mejora de la calidad de vida. "El empleo que se genera no es mucho mejor", cree.

Para combatir esta situación, la organización coruñesa necesita de la ayuda del entorno. Camba define la colaboración con las empresas como "extraordinaria" y explica las formas en las que apoyan a la ONG: las grandes superficies de la ciudad donan alimentos tres veces por semana, mientras los almacenes de comida de toda la comunidad colaban con verdura, pescado y fruta; los fondos nacionales y europeos también juegan un papel clave con el envío semanal de productos.

"No todas las empresas son de alimentación, pero sí la mayoría", explica Camba. También hay firmas que participan acondicionando las naves de almacenamiento de productos y alimentos, prestando material o facilitando el trabajo. "Tenemos una compañía que nos congela, almacena y distribuye gratis", pone como ejemplo. Lo resume en una simple frase: "Aquí colaboran todas y todos".

La ciudadanía juega un papel clave. La asociación se muestra "muy orgullosa" de la participación de los vecinos en los últimos meses. "Solo en mayo recaudamos 120 toneladas en una campaña en colaboración con una cadena de supermercados", cuenta. Otras iniciativas del pasado tuvieron los colegios como base, donde se recolectaron 16 toneladas de alimentos.

Toda esta solidaridad va dirigida hacia los más desfavorecidos en las principales localidades de la provincia. Según los cálculos de la organización, 36.000 personas dependen de ellos. El Banco se dedica a suministrar comida a las distintas entidades que ayudan a los que más lo necesitan. En A Coruña, colabora con 112 colectivos.

La organización está cerrando acuerdos con los ayuntamientos para lanzar su nueva campaña. Su objetivo es extender productos a las asociaciones que ofrezcan comedores para menores. El verano es un momento crítico para los niños que se quedan sin recursos al cerrar el colegio. "Tenemos de todo, desde lecha hasta magdalenas para los chavales", cuenta.

El Banco de Alimentos insiste en el crecimiento de la desigualdad. Las personas en situación de exclusión perciben sueldos de 400 a 600 euros. "Eso supone que la gente tenga que seguir cogiendo comida", admite. Camba se muestra preocupado: "Ojalá no existiéramos, pero no nos queda otra".