La actriz Ana Carril impartió estos días un curso de actuación a las intérpretes de Don Juan Tenorio en Femenino, un proyecto que busca representar la famosa obra de Zorrilla con un elenco totalmente femenino y amateur. La función se representará en el teatro Colón el 31 de octubre y el 1 de noviembre.

-Define el curso como un taller de investigación. ¿Por qué?

-Las actrices van a trabajar su corporalidad, su expresión, en base a unas pautas que cada personaje dicta, pero tienen que investigar para ir construyéndolo poco a poco.

-¿Cuáles son las claves de este curso de interpretación?

-La directora y la ayudante de dirección me mandaron la ficha de las actrices, la característica principal de cada personaje, y trabajo en base a lo que me han pedido. Hacemos desde un entrenamiento físico para que las actrices puedan tener una rutina de trabajo hasta diferentes ejercicios para que puedan ir ahondando en el trabajo de construcción del personaje, de fuera a dentro y de dentro a fuera.

-¿Qué es construir de fuera hacia dentro y viceversa?

-Cuando construyes un personaje de fuera a dentro lo construyes basándote en una tipicidad. Cuando lo construyes de dentro a fuera estás pensando en la psicología del personaje. Vamos a intentar llegar a un equilibrio entre las dos, para que los personajes físicamente tengan rasgos muy marcados, pero que eso no vaya en detrimento de la vida interior del personaje.

-¿Qué busca con el personaje de Don Juan, por ejemplo?

-Que se entienda un poco el viaje emocional de este personaje. El Don Juan de Zorrilla es diferente a todos los demás mitos de Don Juan, porque es el único que se redime, con lo que el viaje emocional es bastante vertiginoso. Luego, orgánicamente, que la actriz pueda acercarse a un personaje masculino desde su físico.

-¿Qué se precisa para que una actriz interprete a un hombre?

-Se trata más de una cuestión de energías, de encontrar en cada actriz que haga de chico la energía masculina que pueden irradiar, y ver cómo eso se puede traducir en un movimiento que para ellas sea orgánico y el espectador lo pueda percibir como masculino.

-¿Cuáles son las claves?

-Vas probando recetas, a diferentes personas no les sirve lo mismo. Vamos a hacer ejercicios de muchos tipos: de animalización, trabajos a través del color, de despertar un imaginario determinado u otros mucho más físicos como intentar ahondar en la gestualidad propia de cada personaje.

-¿Qué es un ejercicio de color?

-Buscar sustitutivos trabajando con la imaginación, que para mí es el arma más potente del actor, que te puedan acercar a lo que quieres encontrar de un personaje. Para ti el Don Juan, ¿qué color es?

-Rojo.

-El 98% de la gente diría eso. Tiene fuerza, es enérgico, parece que es imbatible. Así que no voy a trabajar como si yo fuese Don Juan, voy a trabajar como si fuese el color rojo. Trabajas cosas que tienen que ver con Don Juan pero en un camino que se aleja del cliché.

-El proyecto se define como "femenino pero no feminista".

-En todo momento me dijeron que no se busca a mujeres que adopten el papel de un hombre, sino mujeres jugando a un rol masculino. Como ha hecho Blanca Portillo en Hamlet, por ejemplo.

-¿Cuál es el reto más interesante de la obra de Zorrilla?

-Hay uno brutal: subirte a un escenario y hacer que el verso suene creíble. Es de lo más complicado que se puede hacer. Y dar credibilidad al personaje. Los personajes están trillados, todo el mundo tiene su visión de ellos. Es muy difícil trabajar eso, tienes que jugar con una línea muy escurridiza.