Carabinas, escopetas, pistolas y revólveres. Hasta 751 armas de fuego se despliegan en los mostradores del cuartel de la Guardia Civil en Lonzas en la subasta pública anual que realiza la comandancia y que reúne el depósito del departamento de Intervención de Armas, a donde van a parar las que se incautan en procedimientos judiciales, las que entregan los propietarios que renuncian a su licencia o aquellos que la pierden por diversos motivos. Pueden acceder a la compra aquellas personas que tengan permiso de uso. Solo en la provincia, son más de 60.000.

La mayoría de las armas subastadas que acaban en manos de la Guardia Civil proceden de cazadores, por lo que la mayoría de los ejemplares son escopetas. También hay armas cortas, revólveres y pistolas. Las que llegan de algún tipo de delito son una minoría. Nunca pertenecen a delitos de sangre, aunque sí podría darse la circunstancia de haber sido empleada en un atraco o que fuese decomisada por el Instituto Armado en alguna operación. Otras pueden ser de agentes jubilados, por ejemplo, o de aficionados a deportes como el tiro olímpico.

La calidad de las armas se comprueba solo con la vista, aunque está garantizado que todas están en uso. Para algunas de las piezas no es su primera subasta, así que, si nadie las quiere, su camino es la destrucción. Algunas armerías también las compran individualmente o por lotes si creen que están en buen estado y se pueden reparar y vender.

La subasta será el próximo lunes, día 28, y tendrá lugar en la propia Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, donde se exponen todas las armas hasta el viernes, en horario de nueve de la mañana a dos de la tarde. Si algún arma es de interés para el licitador, este tiene que efectuar un ingreso por el 25% del valor de salida del arma. Una vez adjudicadas, hay un plazo de diez días para recogerlas.