El abogado Vicente Bellón ha presentado esta tarde en el Colegio de Abogados, su tercera novela, La pasión de Inda.

-¿En esta novela narra una historia real?

-No es una historia real, aunque podría haberlo sido. Creo un personaje ficticio a partir de las vivencias que yo he tenido, con las que hago un puzle. A partir de ellas compongo una historia que refleja la injusticia y la cruel realidad de los abusos policiales. La impunidad de la autoridad pública siempre se ha dado y ha estado presente en toda la historia. Aunque, pienso sinceramente, ahora está más controlada que nunca. Hoy, todavía siguen existiendo algunos casos pero más aislados que antes.

-¿Por qué tomó la decisión de ambientar la novela en los años 80?

-Es una época que conozco, que viví, y que me pareció interesante.

-¿Las fuerzas policiales ya habían hecho la transición hacia la democracia?

-Todos conocemos que quedaban muchos que no quisieron defender la democracia, y fue muy difícil. Ahora tenemos la suerte de que eso se pudo hacer, pero no fue nada fácil.

-¿Cuáles son los fallos en la Justicia que denuncia el libro?

-Es algo que quiero que se compruebe con los dos personajes, que son muy distintos. Uno es un cabrero y el otro el hijo de los dueños del cortijo. Pero lo curioso es que se hacen amigos y, posteriormente, se vuelven a encontrar. Son andaluces, aunque más tarde llegan por unas circunstancias a A Coruña. Querían hacer ver la importancia que tiene en ellos el medio, no la genética. Pienso que su comportamiento es resultado de lo que han vivido, lo que han pasado y lo que han sufrido. Eso es quizá la parte más importante del libro.

-Para usted, que trabaja en el mundo del Derecho, ¿son las circunstancias las que llevan al pequeño delito, muchas veces?

-Por supuesto. Y sobre todo los menores. Si nos fijamos en algunos, de haber tenido esas circunstancias en la vida seríamos peores. Estoy en el Derecho, pero a veces me gusta escribir. Necesito escapar de mi trabajo diario, disponer de un tiempo para hacer cosas que me gustan. Es bueno no estar enfrascados siempre en nuestro trabajo, sino procurar hacer cosas distintas: eso es bueno para nuestra salud mental. En esta obra llego a explicar que la vida muchas veces es injusta para algunos, y que tampoco nos damos cuenta de que somos algunos privilegiados, en algunos casos.

-¿Los mecanismos de la justicia resultan en ocasiones poco compasivos?

-No digo que sea eso lo general, pero muchas veces sí. Hay que aplicar la justicia a palo seco, y muchas veces no se tienen en cuenta los hechos y las circunstancias.