Espléndida función doble con dos óperas del siglo XX muy diferentes entre sí; pero, cada una a su modo, dos obras maestras. La de Puccini es un homenaje -uno más- a la figura femenina tratada con especial ternura. Como Mimí, Liú o Cio-Cio San. Las tres mueren en escena. Y Suor Angelica, también, pero la religiosa experimenta una verdadera transfiguración, conducida al Paraíso por la mano de su hijo y de la Virgen. La partitura de Bela Bartok es asombrosa; un paradigma de cómo crear música de extraordinaria calidad, con un lenguaje avanzado y original que el público puede asumir y comprender. La ópera sigue con muchas licencias el aterrador cuento de Charles Perrault, Y no es la menor de ellas el final trágico -el retorno de las tinieblas que envuelven de nuevo el castillo de Barba Azul, tras la muerte de la joven-, el cual se aparta diametralmente de la fin heureuse que ideó el gran narrador francés en las postrimerías del siglo XVII. Primerísimo nivel artístico en la voz del bajo barítono israelí, Gidon Saks, de hermoso timbre, capaz de utilizar mútiples recursos expresivos (sobre todo, registro de cabeza); y en la de Ana Ibarra, espléndida en todo momento, utilizando con eficacia la regulación del volumen; y, desde luego, una orquesta soberbia que puso en valor una partitura difícil, de ricas y originales sonoridades. Estuvo muy bien dirigida por Gómez Martínez. Algo similar sucedió en Suor Angelica, si bien aquí la oscura sonoridad de Bartok se transmutó en una tímbrica etérea, desde los iniciales acordes en pianísimo hasta los celestiales conclusivos que nos hacen entrever la transfiguración de la monja y su conducción al Paraíso. Triunfo indisputable de Ewa Podles: soberbia, espléndida vocalmente y con admirable expresividad. Fue repetidamente aclamada. También lo fue Bárbara Frittoli, aunque mostró cierta desigualdad en el registro agudo, siempre poderoso, pero a veces irregular. Excelente, Ana Ibarra, en papel menor, al que prestó dignidad; como Alexandra Rivas y Ruth Iniesta. Y también nuestras cinco representantes locales, que fueron muy aplaudidas. Coro de la OSG, impecable, al igual que los Niños Cantores.