Programar los tres tríos con piano del compositor coruñés, Eduardo Rodríguez Losada, es hacer historia. En 1948, los estrenó el Trío pro Música, una agrupación integrada por tres excelentes artistas, profesores del Conservatorio coruñés: Horacio Rodríguez Nache, violín, José Béjar, violonchelo y Pilar Cruz, piano. Hay un registro discográfico que da testimonio de la calidad de aquellos músicos y también de estas partituras que merecen ser conocidas y divulgadas. En mi conocimiento, no volvieron a tocarse públicamente en su integridad hasta el pasado jueves en el Conservatorio. Debemos huir de todo triunfalismo: no estamos hablando de uno de los grandes compositores de la historia. El propio don Eduardo se molestaría sin duda si pretendiésemos parangonarlo con aquellos creadores del pasado que él tanto admiraba. Se menciona siempre a Wagner; y no cabe duda de que el coruñés -quizá por influjo de su maestro, Conrado del Campo- le profesaba un gran respeto: había gran cantidad de partituras del compositor alemán en su biblioteca. Pero, cuando escuchamos la obra de cámara, acuden a nuestra mente otras influencias. Beethoven, desde luego; pero también Schubert. Y también Mendelssohn (inteligente apreciación de la profesora Nelly Iglesias, que está realizando una interesante tesis sobre el autor de O Mariscal). Y acaso, Brahms. En muchos pasajes polifónicos y en los tratamientos fugados y en canon, se advierte la veneración por Juan Sebastián Bach. Hallamos en los tríos momentos de gran interés compositivo. El primero parece el de inspiración más fresca, con un movimiento inicial de notable riqueza temática; destacan también el carácter polifónico del segundo y el motivo galaico del tercero. Todo el breve tercer tiempo del Trío nº 2 es una muiñeira, cuya ligereza y encanto sirve de contraste para el austero cuarto movimiento en forma de fuga; un fragmento de notable mérito compositivo. El tercer Trío, más elaborado, muestra a un compositor que ha adquirido experiencia en el tratamiento de esta difícil combinación instrumental; el primer movimiento contrasta el dramatismo del tema de inicio con un grato motivo popular. Las versiones del Trío Caronium fueron muy valoradas, no sólo por la importancia histórica de la propuesta sino también por afrontar y resolver con acierto un repertorio del que apenas hay referencias. El público aplaudió con calor a los intérpretes. Y también a la presentadora, Rosa María Rodríguez García, que realizó una documentada y precisa semblanza del compositor coruñés.