El Concello volvió a incumplir en agosto por segundo mes consecutivo el plazo máximo de 30 días para pagar a proveedores que fija la Ley de Morosidad. La demora ha sido de 38,69 días, 3,29 más de lo que ya se había tardado en julio en abonar sus facturas comerciales.

En junio, las arcas municipales ya habían rozado la ilegalidad al saldar estos pagos pendientes en un plazo medio de 28,24 días. Era una situación que tanto el interventor municipal como la tesorera habían alertado en un informe fechado el 9 de junio que se iba a producir, ya que el gasto proyectado era mucho mayor que los ingresos previstos.

No es la primera vez que el Gobierno municipal incumple el plazo plazo legal en este 2015 -un retraso continuado y sin interrupción daría pie a la intervención de la Xunta en las cuentas municipales-, ya que en enero, el Concello tardó en pagar sus facturas 31, 76 días. Una cifra alejada de los 44,84 días de septiembre de 2014 o de los 39,71 del pasado octubre.

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Las cifras que arroja lo que se conoce como Periodo Medio de Pago no quiere decir que desde el momento en que se registra la factura en el Ayuntamiento hasta que se paga pasen 38,69 días. En realidad, pasan 68,69 ya que, de acuerdo con el cálculo que establece el Ministerio de Hacienda, el contador comienza 30 días después de que se haya emitido la factura.

El actual Gobierno municipal contrató a su llegada un préstamo, a un interés del 0,39% y que tendrá que devolver en un plazo máximo de un año. El equipo de Xulio Ferreiro estimaba que con esta operación se volvería a cumplir con el plazo de pago a proveedores "en unos meses". Desde el Ejecutivo también habían alegado que la tardanza a la hora de aprobar la modificación del presupuesto -con la que se destinarían 2,5 millones de euros al pago de facturas- podría aumentar el tiempo de demora para saldar estas deudas comerciales. En principio, este cambio en las cuentas se aprobará el lunes en un pleno extraordinario tras haber llegado la Marea a un acuerdo con el PSOE.

En su informe de junio, la tesorera ya apuntaba a que el desequilibrio entre ingresos y gastos del Concello era transitorio, ya que la previsión de ingresos en el cuarto trimestre del año aumentaba en comparación con la del anterior periodo. También recomendaba que el Ayuntamiento cambiase su calendario recaudatorio, para que ingresos como el del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) no llegasen durante el último trimestre del año.