El grupo de música negra Freedonia actúa hoy a las 23.00 horas junto con Black en el Playa Club.

-El nombre de Freedonia surge de una película de los hermanos Marx. Llaman a su segundo disco Dignity and freedom

-Detrás del humor de los Marx había una crítica hacia la sociedad. Dignity and Freedom es una canción incluida en el disco y surge por nuestras inquietudes y las cosas que nos están pasando. Y de la falta de dignidad que tiene en particular la profesión de músico, que no tiene el mismo valor que otras. En general, la sociedad, con la crisis, ha perdido dignidad y libertad.

-La música negra trataba en origen temas sociales.

-Y tiene bastante cabida con todo lo que ha pasado en España. Hoy más que nunca, la música soul, la música negra en general, tiene sentido en la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Hemos visto cómo se ha recortado no solo partidas de sanidad, cultura o educación, sino también libertades, como con la ley Mordaza.

-Son un grupo de diez músicos.

-No hubo una ambición como tal de formar un grupo tan numeroso. Empezamos en 2006 siendo unos seis o siete. Nos íbamos a tocar en verano para pagarnos las vacaciones, e invitábamos a amigos a acompañarnos. Estuvimos tres años haciendo eso y muchos de ellos se acabaron quedando.

-En los conciertos hacen versiones de temas ajenos.

-Hacemos versiones de temas que nos gustan y nos parece que pueden equilibrar el repertorio. Temas puramente soul y otros que quizás son más enriquecedores, porque los coges de otros estilos y les das ese lenguaje de soul que hace que tengan otros puntos de vista y matices. Es interesante.

-¿Hay alguna raíz española en su música?

-Es difícil encontrarla, aunque muchos escuchamos música española y nos gusta. Quizás sí que tenemos raíz africana. La familia de Mayka Sitté, nuestra actual cantante, es de Guinea Ecuatorial, aunque ella es madrileña, y nos gustan mucho estilos como el afrobeat y otros que se desarrollan en África.

-¿Qué les aportan?

-Añaden a los distintos subestilos que podemos tener en un directo o en el disco. En los temas que más se acercan al afrobeat o a la música africana Mayka hace gala de su gran capacidad de baile, y esto añade riqueza a un show de directo.

-¿La idea de sus conciertos es que la gente baile?

-Hay partes en las que animamos que la gente participe en el baile, porque creo que es importante que todo el mundo participe de la música. También tenemos otras partes no tan movidas en las que intentamos transmitir otros sentimientos. Que bailen es una parte de la idea, pero lo que queremos es llevar al espectador por distintos momentos.

-Su obra cuenta con una licencia Creative Commons.

-Nuestro primer disco lo hicimos con una plataforma de crowfunding que nos ponía como requisito que debía haber un retorno social. Nos gustó la idea, hace falta abrir la cultura a que se pueda compartir mientras no haya un ánimo de lucro, que es lo que ocurre con nuestra licencia. La SGAE no quiere trabajar con estas licencias y nos encontramos en una especie de vacío. Esto debería de cambiar.

-¿Qué experiencia sacan de las giras internacionales?

-Muy buena. La cultura musical fuera de España puede llegar a ser bastante más extensa que en muchos sitios de la Península. Hemos estado en Marruecos, del que creemos de que por religión y cultura no tendrán una cultura musical extensa, y eso son prejuicios de Occidente. Te reciben con los brazos abiertos y cuentas con su cariño desde el principio. Lituania también nos sorprendió, te das cuenta de que es una sociedad mucho más avanzada que la nuestra en muchos aspectos. Enriquece mucho el salir y verlo con tus propios ojos.