El Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña ha vivido una intensa transformación desde que, a principios de siglo, se aprobase el plan director, una hoja de ruta para definir el futuro de las instalaciones de acuerdo con el aumento de población previsto y las nuevas necesidades médicas. Un programa que no cumplió fechas ni estimaciones económicas y que pasó por manos de varios Gobiernos autonómicos. Con la conclusión de la segunda de las tres fases programadas para su desarrollo, la Consellería de Sanidade ha decidido repensar económica y técnicamente la última etapa, centrada en mejorar los servicios de consultas externas.

►Primera fase. Las obras de reforma y ampliación se iniciaron a principios de 2002. El presupuesto previsto para la primera fase era de 32 millones de euros. Se encargó en octubre de 2001 a OHL-ACS, una UTE que había ofertado un plazo para terminar los trabajos de dos años y tres meses.

El objetivo era que, concluido el proyecto, el hospital central, conocido aún como Juan Canalejo, ganase un 50% de superficie: 25.000 metros cuadrados más. Se sumaron dos edificios nuevos, el bloque este y el bloque sur (uno frente a la entrada de urgencias y un inmueble lateral). En la cubierta de uno de los dos edificios nuevos, un policlínico, se ubicó un helipuerto que nunca llegó a funcionar. En los dos nuevos módulos se instalaron, por una parte, 470 camas de hospitalización, cocina y cafetería; y por otra, la unidad de lesionados medulares, unidad de quemados, microbiología, informática y central de instalaciones. La Xunta dio por finalizada su ejecución a finales de 2006, con un coste final de 55 millones de euros.

►Segunda fase. El camino de la segunda fase comenzó en 2005, cuando salió a concurso la redacción del proyecto. No fue hasta 2009 que el Sergas licitó la ejecución de las obras. Tardaría aún diez meses más en adjudicarlas. FCC y Corsán-Corvián serían las empresas elegidas, con un plazo para acabar con todos los trabajos de 30 meses contados a partir de la firma del contrato a finales de 2010.

Dos años y medio que se han prolongado en el tiempo, puesto que la Xunta ha presupuestado para 2016, un máximo de 2,97 millones de euros para cerrar la segunda etapa, además de 2,5 millones para equipamiento de los quirófanos (una partida que en los presupuestos no aparece específicamente ligada al hospital coruñés).

La obra se licitó por 41 millones de euros y la UTE ganó con una oferta de 29. Entre 2009 y 2015, según explicó el conselleiro Jesús Vázquez Almuíña, se invirtieron en las instalaciones hospitalarias 52 millones de euros.

La segunda fase se puso en marcha una vez que la Consellería de Sanidade redefinió el futuro de los hospitales y centros de salud gallegos en el Plan Director de Infraestruturas Sanitarias 2008-2013.

El objetivo clave de los trabajos, que afectarían a las cuatro primeras plantas del núcleo del complejo hospitalario, era la renovación de las urgencias, cuya reiterada saturación causaba protestas de la comunidad sanitaria y de los pacientes. Supuso además la renovación del bloque quirúrgico y de esterilización, vestuarios y diagnóstico por imagen. Para todo ello hubo que trasladar varias dependencias.

►Tercera fase. Sanidade prevé revisar los planes iniciales para la tercera fase, en la que se iba a reformar el servicio ambulatorio y construir un aparcamiento de medio millar de plazas, además de ampliar el hospital Materno Infantil. Según las nuevas necesidades sanitarias, y tras un periodo de recortes presupuestarios, el Sergas replanteará los planes futuros antes de cuantificar las nuevas obras y sacarlas a concurso.