Rocío de la Villa, profesora de los másteres de Arte Contemporáneo y Cultura Visual, y Estudios Interdisciplinares de Género en la Universidad Autónoma de Madrid, imparte hoy a las 19.30 horas en la fundación Seoane una charla sobre los colectivos feministas en el arte español. La charla retoma el ciclo Subxectividades críticas, narrativas identitarias del año 2006.

-¿Cuándo arranca la perspectiva de género en el arte y la crítica de arte?

-Podemos pensar que arrancan en los años 90. En los 60-70 hay algunas artistas que, de manera individual, hacen obra feminista, algo bastante perdido u olvidado. En los 90 surge una generación de artistas jóvenes interesadas por temas de género, algunas con posiciones abiertamente feministas, y, en paralelo, una nueva crítica que lo interpreta. En los 90 apenas hay colectivos con una posición feminista definida en el ámbito de las artes, y en la conferencia hablaré de su aparición. Aparece Mujeres en las Artes Visuales (MAV) en 2009, de la que voy a hablar más, pero también están Clásicas y Modernas en la literatura, y en los últimos tiempos otros de cine y fotografía, de cómic en Pikara Magacine?

-¿Por qué se centra en MAV?

-Fui una fundadora y presidenta hasta el 2012. Es una asociación estatal con cerca de 450 socias, y están todas las profesiones del arte: artistas, críticas, comisarias, gestoras, investigadoras, galeristas...

-¿Además de ser mujeres, trabajan con perspectiva de género?

-Sí, sí, claro. En el sistema del arte en España hay una clara discriminación sexista, y una de las cosas que nos propusimos fue estudiarlo a través de un observatorio a través del que empezamos a emitir informes sobre la situación.

-¿En conjunto, la presencia de las mujeres no es paritaria?

-No, claro, hay una desigualdad muy apabullante. En galerías de arte, las mujeres no superan el 18%. En exposiciones individuales en los principales centros de arte, no son más del 12%. No hay ninguna artista española Príncipe de Asturias? Al hacer nuestros informes descubrimos que la situación está mucho peor de lo que esperábamos. Y las mujeres somos el público mayoritario de los museos, el 55% del total. Entre el 80 y 90% de los que trabajan en los museos son mujeres, pero los dirigen hombres sistemáticamente.

-¿La figura de la mujeres sigue representándose en el arte dentro de sus roles tradicionales?

-Es bastante complejo hablar de eso, pues el arte hoy en día muy pocas veces es figurativo. Sí que hay, desde los años 60, un movimiento de arte feminista instalado en el arte contemporáneo y sigue ahí. Precisamente porque es necesario (ríe).

-¿La situación española es diferente de nuestro entorno?

-Tenemos datos de Europa y Estados Unidos que reflejan una situación parecida. El arte tiene un poder simbólico muy importante para la sociedad, pero lo siguen detentando los poderes hegemónicos.

-¿Habla de poderes políticos y económicos?

-Sí, políticos y económicos, pues además de las instituciones está el mercado del arte. Aunque el arte contemporáneo parece estandarte de libertad, el sexismo es una ley no escrita. Los cambios en los museos, el arte y la cultura, la educación, son imprescindibles. Ahí empieza lo que termina siendo la violencia de género, con asesinatos. Pero ya es una violencia que se esté ocultando nuestro patrimonio y las aportaciones de las mujeres al arte, la cultura y la ciencia. Desde 2007 hay una ley de igualdad en el que se dice que la administración del estado debe aplicar la paridad en la cultura y el arte, e incluso implementar acciones positivas para ir convergiendo hacia ella. Y en torno a esta ley surgen colectivos en los que teníamos la expectativa de que esta ley se cumpliera. Pero no se aplica, como otras tantas (ríe).

-¿Cree necesarias medidas de discriminación positiva?

-Sí. Aunque la discriminación positiva no tiene muy buena prensa, está demostrado que es necesaria para superar esta tremenda desigualdad. En cualquier país ha sido eficaz cuando se ha aplicado. El techo de cristal sigue existiendo, con la desigualdad laboral y en las retribuciones. Hay unos handicaps, muchas veces invisibles, que hacen que el tiempo pase y la situación siga siendo igual. Vamos revisando algunos de los informes desde 2009 y las mejoras son mínimas.

-Decía que incluso algunas cifras eran mejores antes de la Guerra Civil.

-Sí, algunas. En la Exposición Nacional de 1933 hubo un 18% de artistas mujeres. En ARCO, que empezó en el 82, había un 4% de artistas españolas, en 2010 un 7%, y en 2013 cayó a un 4,4%. En 2015 es un 5,9%.

-¿Pero la escasa presencia de las nacionales no se compensa con las artistas extranjeras?

-Algo, claro. En conjunto rondan el 25%. En 2010, un año muy bueno, llegan al 29%, pero está muy alejado de la paridad, que estaría entre el 40 y el 60%. Lo mismo ocurre con exposiciones individuales en los museos. Entre 2010 y 2013, entre españolas y extranjeras llegan al 23%. Ya en 1960 la mitad de la gente que terminaba Bellas Artes eran mujeres, y ahora están superando el 70% de los licenciados en España. Ocurre también en el resto del mundo occidental. Pero en los premios, las becas, la proporción se invierte, y los hombres tienen el triple de oportunidades de quedarse en el sistema del arte. Y en las galerías de arte ya ni hay un tercio de artistas mujeres, sino mucho menos.

-¿Las artistas españolas son conscientes, en su mayoría, de esta situación?

-Sí. En esto MAV ha contribuido mucho. Las artistas, críticas y comisarias conocen en general la situación, y muchas artistas cuya obra no tiene nada que ver con el feminismo lo denuncian en entrevistas. La última ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas, Concha Jerez, que fue vicepresidenta de MAV, lo ha denunciado muchas veces.