Una refinería clandestina con capacidad para 40.000 litros de gasóleo y la adquisición de miles de litros de ácido sulfúrico y aceite, materiales utilizados para adulterar el combustible, son solo "elementos objetivos descubiertos que refuerzan la documentación fraudulenta descubierta" durante la investigación de una trama de lavado de gasóleo. Así lo asegura el juez en la sentencia en la que condena a tres coruñeses y un pontevedrés por defraudar dos millones de euros a Hacienda. Uno de los procesados fue castigado con nueve años de cárcel y, los otros tres, con dos años, por lo que no ingresarán en prisión, ya que al carecer de antecedentes solicitarán la suspensión de la pena. Todos deberán abonar multas por el doble de la cantidad que defraudaron.

El magistrado sostiene en el fallo que los procesados formaron una trama empresarial para adquirir gasóleo gravado con el tipo reducido, también llamado gasóleo B, utilizado principalmente para fines agrícolas, y lavarlo para convertirlo en gasóleo de automoción y venderlo. De esta forma, "multiplicaban sus ganancias" al no abonar los impuestos que gravan el combustible para vehículos. "Los acusados se embolsaban las ganancias derivadas de su tributación a tipo reducido", recalca el magistrado, quien destaca que es "imposible de cuantificar" los documentos que los empresarios "crearon y alteraron" entre los años 2000 y 2003. Por un lado, facturaron ventas ficticias de las cantidades de gasóleo B que en realidad no se comercializaban, sino que se destinaban al lavado y conversión del combustible para automóviles y, por otro, documentaron compras falsas de gasóleo A equivalentes a la cantidad que adulteraban. De esta forma, justificaban las ventas.

El titular del Juzgado de lo Penal 2, además, asegura que los trabajadores de las empresas de la organización "faltaron a la verdad" al declarar en el juicio. "El volumen de fraude detectado deja claro que los testigos que trabajaban recibiendo los pedidos, documentándolos y minutando la facturación faltaron a la verdad al negar que supieran algo de la trama", destaca el magistrado.

La sentencia también justifica la condena de la esposa de uno de los procesados, quien alegó que desconocía las actividades de su marido. Así, el documento refleja que ambos eran propietarios y administradores de una de las compañías implicadas en la trama y que también eran dueños de la planta de lavado que la Guardia Civil localizó en Val do Dubra. La refinería clandestina contaba con un depósito de 40.000 litros donde los condenados mezclaban el gasóleo B con productos químicos con el objetivo de eliminar el colorante, los trazadores y marcadores de este tipo de combustible.

"El coste debió ascender a decenas de miles de euros, lo que no permite admitir, ni siquiera como hipótesis, que la acusada fuese desconocedora de todo lo que sucedía. Al contrario, sabía lo que firmaba, a qué se dedicaba su empresa y participaba de los beneficios que suponía la millonaria defraudación en la que participó", asevera el magistrado del Juzgado de lo Penal número 2 en la sentencia. Los condenados podrán interponer recursos contra el fallo judicial ante la Audiencia Provincial de A Coruña.