El presidente de Hércules de Armamento, Ramón Mejuto, asegura que Defensa no se ha puesto en contacto con él para rescindir el contrato de adjudicación de la fábrica de armas, a pesar de que, desde el 25 de noviembre, solo produce material civil. Y es que, un impago a la subcontrata encargada de la seguridad, del que Mejuto no quiso revelar la cantidad, hizo que la firma decidiese abandonar las instalaciones. Una vez tomada esta medida, Hércules de Armamento dio parte a Defensa y el Ministerio envió una comunicación en la que dice que "queda suspendida la autorización como fábrica de armas de guerra" para la factoría.

La intención de la empresa es recuperar la producción de armas "lo antes posible", aunque los problemas económicos de Hércules de Armamento van más allá del impago a la empresa de seguridad, ya que, según reconoció Mejuto, los trabajadores "no están cobrando al día" -tampoco quiso desvelar cuánto dinero les adeudan-.

Al no llegar a un acuerdo con la empresa de vigilancia, la factoría se dedica solo a la producción civil, una decisión que Mejuto califica como "estrategia beneficiosa para la compañía", aunque el cese de la producción militar es motivo para rescindir el contrato. Mejuto cargó contra el comité de empresa de la antigua fábrica de armas y contra el exalcalde Carlos Negreira, a los que culpa de no tener más inversores y de que no salgan más proyectos y con los que se ofreció a tener "un careo", siempre y cuando tenga "difusión nacional".

Mejuto defiende que, el hecho de no tener vigilancia, no les convierte "en terroristas". "Aquí no hay armas ni materiales para fabricarlas, aquí tenemos el conocimiento y las herramientas, pero igual que está internet para un pederasta o para insultar a alguien, no se usa porque no estamos autorizados, así que, absoluta, tranquilidad", comentó ayer Mejuto, que cree que los problemas económicos de la entidad vienen "derivados de una persecución". Hércules de Armamento defiende la fabricación de armas de guerra aunque dice que "va a representar" solo "el 20%" de la capacidad productiva y que, en la actualidad, la empresa cuenta con 22 contratos "activos", aunque Mejuto tampoco quiso en esta ocasión desvelar cuál es la facturación que suponen esos convenios.

"Si no nos interesase el sector no habríamos dedicado cientos de horas para la elaboración de un arma propia", explicó Mejuto, aunque aseguró que la factoría ha de abrir otras líneas de trabajo porque el de las armas es un "mercado estacional" y que, de otro modo, "el proyecto nacería muerto".

"A dos meses vista se espera una ocupación del 80% y, ahora, muchos trabajadores están a media jornada, pero se cumplió con el objetivo que nos marcó la concesión, contratos indefinidos y, espero, que pronto se consolide toda la plantilla en contratos de ocho horas [ahora lo tienen 49], pero lo que no puedo hacer es estrangular la sociedad en aras de darle esos contratos, porque la carga de trabajo no lo soporta", dijo Mejuto, que ejecutó el cumplimiento de tener a 155 trabajadores antes del 27 de octubre en la fábrica, justo el día antes de que venciese el plazo. Hércules de Armamento asegura que está negociando "con dos inversores" para mejorar el plan de negocio.

Sobre la imputación de Mejuto por presunta estafa dijo que serán los tribunales los que decidan. "Mientras no se demuestre lo contrario, yo no soy un delincuente", aseveró. Fue un exsocio el que le denunció por presuntas irregularidades en la empresa.

Hércules de Armamento asegura que tiene un proyecto para que jóvenes de la ciudad se incorporen a la empresa para hacer "prácticas" y también para que integren un "vivero" en el que poder aprender un oficio.

Antiguos trabajadores

A las puertas de la fábrica de armas sigue una caseta de obra en la que extrabajadores de la factoría siguen reivindicando sus puestos, ya que atesoran años de experiencia y lucharon para que no se cerrase las instalaciones. Describen la situación actual como "una empresa familiar" en la que hay "padres, madres e hijos". "Si nos mete a nosotros ahí sabe que no le vamos a permitir hacer ninguna fechoría", decían ayer los antiguos trabajadores. Mejuto asegura que, hace un mes y medio, solicitó al Gobierno local que retirase la caseta de este enclave y que le contestó que no le constaba que hubiese tal infraestructura. Hércules de Armamento defiende que les ofreció trabajo a algunos de ellos, pero que no lo aceptaron.