La última diva italiana del belcanto". Así se define a Mariella Devia en las notas de programa para el recital de la artista italiana. Ello recuerda la anécdota, al parecer espuria -"Se non è vero, è ben trovato"-, que se cuenta sobre Brahms y Mahler. Paseando por el campo, el compositor alemán teorizaba acerca de que la música había llegado a las últimas posibilidades en su evolución; cuando cruzaban un puente sobre un arroyo, Mahler, señalando la corriente, dictaminó: "Ahí va la última ola".

La propia Mariella Devia ha dicho en reciente entrevista que el relevo generacional se produce siempre. Pero, aunque no será la última, es verdad que la soprano es una conspicua representante del bel canto.

Vino a La Coruña hace treinta años para cantar La sonnambula, de Bellini; se centraba por entonces en el repertorio de lírico-ligera y uno de sus roles más destacados era Lucia de Lammermoor, de Donizetti. Seis lustros después, retorna a nuestra ciudad con los mencionados compositores belcantistas a los que añade Rossini, y, tal vez para conferir variedad al programa, algunos músicos franceses, cultores de la ópera. Pero, en la actualidad, el repertorio se sitúa en el entorno de la soprano dramática. Es lo que sucede normalmente: con el transcurso del tiempo, las voces se hacen más graves. Por aquello de que "quien tuvo retuvo" y tal vez por la añoranza de otra tesitura más elevada, los dos bises con que nos obsequió fueron propios de una cuerda más lírica (Liù, de Turandot: "Tu che di gel sei cinta") e incluso de lírico-ligera (Musetta, de La Bohème: "Quando m'en vo"). Al igual que las heroínas de Manon, de Massenet ("Adieu, notre petite table"), y de Romeo y Julieta, de Gounod ("Je veux vivre"). Mucho más centradas en su cuerda, Amenaide, de Tancredi, de Rossini, la escena de la locura, de Anna Bolena, de Donizetti y Norma, de Bellini (la célebre "Casta diva"). Esta última y sobre todo la escena final de Il pirata, del mismo compositor, desencadenaron una sucesión de aclamaciones que se prolongaron después en los dos bises mencionados. La Orquesta Sinfónica de Galicia, sensacional, muy bien dirigida por José Miguel Pérez Sierra, joven rector español, muy querido en nuestra ciudad, que está realizando una gran carrera internacional. Como director de ópera es muy idóneo porque une a una intensa energía juvenil, la precisión y la flexibilidad necesarias para el género. Sus brillantes versiones de la farandola de La Artesiana, de Bizet, y de las oberturas de Semiramide, de Rossini, de Norma y de Capuletos y Montescos, ambas de Bellini, fueron acogidas con enorme entusiasmo.