El departamento municipal de Mobilidade Sostible ya dispone del plan de tráfico que se aplicará en el centro de la ciudad una vez que se abra el túnel de O Parrote. El alcalde, Xulio Ferreiro, aseguró ayer que "todo está preparado" tanto para la circulación en superficie como en la salida del túnel en la zona de As Ánimas para evitar problemas, aunque admitió que desconoce la fecha en la que producirá la apertura del vial subterráneo.

"Depende de que las obras se ajusten a los requisitos técnicos", explicó el regidor, quien destacó que el interés del Gobierno local es que se abra "cuanto antes". Ferreiro detalló que el Concello y la Autoridad Portuaria -responsable de la obra- mantienen conversaciones para que la administración municipal se haga cargo del túnel y que el miércoles por la tarde se llevó a cabo el último encuentro con este objetivo.

Simulacro

Además de la realización de un simulacro de accidente para comprobar los sistemas de seguridad y evacuación del vial, el alcalde mencionó la existencia de "elementos de la obra que no están perfectamente para funcionar", entre los que citó "pequeños desajustes en los sistemas informáticos" y en los equipos de protección contra los incendios.

"Nos interesa que la obra se abra y después no se pare, que no haya que cerrarla al mes siguiente para hacer obras", comentó Ferreiro sobre la actitud del Gobierno local hacia esta actuación del Puerto, ya que expresó su deseo de que si el Concello asume esta infraestructura, que sea "con todas las garantías de que está perfecta". "Nadie se gasta en una casa 12 millones de euros y cuando se la entregan está regular, uno quiere que esté perfecta", declaró para justificar su postura.

Ferreiro también recordó que la apertura del túnel de O Parrote y su combinación con el de La Marina supondrá el inicio de la restricción del tráfico en la superficie, por la que solo podrán circular los vehículos de los residentes de la Ciudad Vieja y los que presten servicio a ese barrio, además del transporte público. Esta nueva regulación implicará además la retirada de las vallas que ahora separan el tráfico de los peatones, que según el alcalde "a nadie le gustan" pero de las que advirtió de que en este momento "son necesarias" por el elevado número de vehículos que transitan por la zona.